Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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lunes, 20 de junio de 2011

EL LUGAR, EL MIEDO Y LA CIUDAD

EL LUGAR, EL MIEDO Y LA CIUDAD
La expresión socio-espacial del miedo urbano

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Las ciudades se han convertido en centros de aglomeración de una gran cantidad de seres humanos. Y en esa relación entre seres humanos y ciudades surge una dimensión poco tenida en cuenta: el miedo. Éste hace parte de los elementos que configuran la dimensión socioespacial de las ciudades y puede ser percibido de manera clara en los espacios.

En el artículo publicado por la revista Geocrítica de la Universidad de Barcelona en un texto denominado El lugar: entre candados, rejas y miedos (2002), explicaba que el miedo puede ser comprendido como una construcción social que depende del contexto y del momento histórico y espacial; puede expresarse de múltiples formas. Por ejemplo, existen lugares que provocan miedo debido no sólo a sus condiciones y características de presentación, sino también a los códigos culturales y sociales que en un marco de sociedad en particular se le asigna al espacio. Las calles de algunos sectores marginales seguramente pueden provocar miedos, rechazos y desconfianza a muchas personas externas más que a sus propios habitantes. El centro de la ciudad en determinados horarios puede provocar miedos.

Pero también puede darse el caso de que los individuos, los grupos y la sociedad en general a través de sus construcciones y los elementos que disponen en ella puede ser una expresión del miedo que sienten del entorno y de quienes lo conforman en el lugar que habitan. Miedos que son confrontados por la propia sociedad a través de la disposición de elementos como rejas o barreras (ver foto) que aparentemente impiden el acceso de agentes extraños y que le permite a los individuos, grupos y sociedad en general sentirse protegidos de agresiones provenientes del entorno.


Foto. El miedo expuesto en el diseño, Barrio Nueva Floresta, Cali, 2010
Fuente: Hernando Uribe Castro, 2010.

Como se puede observar de manera clara en la foto, en el conjunto de casas de este sector de la ciudad, así como de la mayor parte de los sectores tanto populares como de estratos socioeconómicos altos, la reja ocupa un lugar central en el diseño de exteriores. Se incluye como parte de la estética de la casa, aparentando así, la idea de temor hacia un exterior agreste, peligroso y nada seguro. La reja ocupa todo el frente de las casas no solo en los pisos bajos sino que incluso en las partes más altas, aparece instalada. En muros, puertas, ventanas, terrazas, balcones y gradas. No es suficiente con una reja baja, ahora la tendencia es a rejas tan altas como se pueda. Obsérvese el tamaño del señor que camina por la calle y la altura de la reja de las casas.

El miedo urbano conllevó a que los individuos desarrollaran instrumentos para diezmar el miedo. Se decía que las rejas, los candados se habían convertido para muchos en los principales símbolos del resguardo y seguridad, así como lo fue en su momento la muralla, que al parecer todavía persiste en zonas de conflicto y tensión religiosa y política, zonas de tensión migratoria y áreas de exclusión social. Las murallas hoy se han diversificado en formas, tamaños, materiales y fuentes de inspiración en distintos lugares del mundo. Fuera de los muros históricos del pasado, La Gran Muralla China, el Muro de Adriano, las altas paredes de los castillos medievales y el Muro de Berlin, se tiene el muro que separa israelitas y palestinos, mexicanos y estadounidenses.

Como las rejas y los candados no son suficientes, las organizaciones requieren de sistemas y mecanismos más efectivos que les resguarden del mundo tentador y aterrador. Y de ello, muchas industrias de la tecnología de la seguridad, de las empresas de vigilancia tenían su nicho de acumulación de capital. Empresas que ya no sólo resguardan a las industrias y sector comercial, sino que cada vez cuentan con usuarios antes impensados: el ciudadano común y corriente que ante el miedo y el temor de ser violentado en su espacio más intimo, la casa, se vuelve un cliente más de estas empresas (en la lógica del sistema capitalista, el miedo como negocio rentable).

Toda persona es sospechosa: cámaras ocultas en medio de edificios, paredes, postes, bancos, comercios, industrias, plazas, almacenes y hasta en los más humildes negocios. Rejas eléctricas, puertas y ventanas operadas mediante computadoras, son parte de la cotidianidad. Detrás de cada ciudadano existen cámaras ocultas y ojos que no pierden detalle alguno de los movimientos. Los espacios públicos y privados son vigilados las 24 horas del día. Ahora sumado a lo anterior, en lugares como los bancos, todos como clientes somos sospechosos, por ello debemos someternos a una serie de requisas cuando acudimos a un servicio.

Los escenarios deportivos como los estadios en todo el mundo que por tradición tenían la función de ser nichos deportivos en donde se practicaba el fútbol y otros deportes, ahora se han convertido en lugares privilegiados para los eventos masivos, capaces de albergar muchas almas, todas en lo posible más controladas para vigilar el comportamiento de cada individuo. El control sobre los fanáticos son foco central y preocupación de estos nuevos templos masivos de la geografía del espectáculo. Los dispositivos de seguridad instalados en estos complejos deportivos adquieren unos valores incalculables cuando en ellos se celebran los Juegos Olímpicos, el Mundial de Fútbol o el concierto del famoso más influyente en el mundo. Esto hechos generan importantes inversiones y ganancias para las industrias del control del miedo.

El terrorismo, el vandalismo y la inseguridad se han vuelto en los principales aliados del capitalismo del terror y del miedo, controlado por pocas organizaciones en el mundo cuyas sedes están en los centros del poder mundial. Entonces, si con el miedo se logra rentabilidad; hoy más que nunca es fuente de grandes capitales. ¿Por qué entonces, querer desaparecer el miedo de la sociedad?

Los centros comerciales se han convertido en escenarios de vida urbana donde cada centímetro se encuentra vigilado no solo por cámaras y sistemas de seguridad, sino por un grupo amplio de vigilantes en uniforme y civil, perros, detectores, máquinas de lectura, entre otros. Así, el miedo es una de las características de esta sociedad a la que Zygmunt Bauman denomina líquida. Líquida por está llena de incertidumbres, preocupaciones y ninguna estabilidad. Algo así como lo que no se es capaz de controlar y manejar. Una vida que va desde las grandes estructuras de la sociedad hasta las relaciones más intimas de los individuos.

El miedo impide el encuentro en la calle, la plaza y la ciudad y los lugares se están diseñando pensando en la necesidad de controlar entradas y salidas. A pesar de que la expresión de la necesidad de controlar las acciones de los individuos se ha dado a lo largo del proceso de la historia humana, en la vida líquida, el miedo logró incorporarse como un elemento más de la configuración del espacio. Puede limitar dinámicas, desmovilizar o limitar intenciones de movilidad de los individuos y grupos, pero también es motor central de la dinámica del capital, de la acumulación y absorción de los excedentes de capital.


HERNANDO URIBE CASTRO
Magíster en Sociología
huribe@uao.edu.co

Más sobre el lugar y el miedo en este artículo
(http://www.ub.edu/geocrit/b3w-393.htm)

martes, 14 de junio de 2011

CUANDO LA CIUDAD SE VUELVE MARCA

Cuando la ciudad se vuelve Marca

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Me ha llamado poderosamente la atención algunos comerciales en televisión, revistas internacionales e Internet, en relación con la publicidad que se ha construido sobre la ciudad de Dubái en Emiratos Árabes Unidos en los últimos años. Una ciudad que llena de historias y fuertemente unida a las leyendas de los cazadores de perlas, contrabandistas y piratas, así como de petróleo, desierto y religión, pasa a convertirse en uno de los principales destinos turísticos del mundo.

Hoy, la ciudad se considera como una de las más hermosas del globo por sus edificios imponentes que, como arcos de flecha nacen en medio del océano conectados mediante un puente a la zona continental; ó una gran torre que como lanza sobre el paisaje urbano se levanta de forma afilada y brillante. O las famosas torres de Dubái que parecen llamas flagrantes así como el archipiélago que reproduce el mundo, sin olvidar la magestuodisidad y la creatividad de la ingeniería del Palm Island.

Muy seguramente una ciudad construida para quienes tienen la posibilidad de degustar de todas estas obras de arte de la economía-mundo capitalista. Una ciudad que levanta sus arquitecturas muy modernas pero que desvanece a sus habitantes y pobladores. Observen la publicidad, la gente no aparece, ni tampoco su historia, como si la ciudad fuera solo sitios que maravillan. Una ciudad para el turista con poder económico y no para su poblador.

Este es un ejemplo claro de cómo un lugar puede ser transformado con estrategias tales como el e-marketing cuando se prioriza su sentido como Marca y no como lugar para sus habitantes. La Organización Mundial del Turismo organismo especializado de Naciones Unidas elabora manuales para ayudar a gobiernos a impulsar las ciudades marca o como se denominan técnicamente un proceso de creación de marca, acompañada de las estrategias para su gestión.

En Colombia, posicionar e imponer sus ciudades como marca le ha costado a las empresas estratégicas de turismo privadas y al gobierno, sobre todo por el ambiente de conflicto social y armado y por la desconfianza internacional que tiene frente al país. Estrategias a través de programas como “Colombia es Pasión” es sólo un ejemplo que actúa como una estrategia para atraer turistas extranjeros y los nacionales con capacidad adquisitiva para viajar al rededor de los lugares más remotos, pero también más beneficiados por la política de seguridad democrática del gobierno.

No obstante, los impactos de estas estrategias se han empezado a sentir en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Santa Martha y San Andrés Islas. Inversiones encaminadas a generar procesos de modificación urbana, proliferación de centros comerciales, modernización de mallas viales, construcción de centros empresariales, entre otras obras.

Este proceso de construcción de ciudad la desarrollan entonces gobierno y firmas privadas que captan con estos programas de desarrollo urbano importantes excedentes como reproducción de su capital, y le hacen creer al habitante que se les está construyendo una ciudad para su deleite, quien en últimas debe pagar a través de impuestos como el de valorización los altos costos de estas transformaciones que cambian el paisaje urbano de sus entornos.

Un ejemplo claro de los últimos días se da en el cambio que la Alcaldía de Cali pretendía con respecto al uso del suelo del barrio San Antonio. Que de sector tradicional de la ciudad, se pretende convertir en centro comercial porque, según Planeación Municipal, se debe aprovechar el potencial económico que ofrece el sector con sus restaurantes gourmet, las tiendas de artesanías y los negocios para potenciar el turismo.

¿Y qué opina el habitante del barrio? ¿Se les ha consultado? ¿Cuál ha sido el mecanismo de participación en el desarrollo de esta propuesta? Como éste, son muchos los ejemplos de transformaciones urbanas en función de la dinámica del Mercado, como aconteció con el tradicional barrio Tequendama también en Cali, hoy reconocido como centro comercial Latinoamericano de centros de cirugía estética. ¿Y dónde quedaron sus habitantes? ¿Se desvanecieron?

Recientemente evalué una investigación sobre las transformaciones urbanas en la ciudad de Cartagena a raíz de su desarrollo como destino turístico mundial y la conclusión es que el habitante de la ciudad se convierte en un desplazado de la ciudad-marca que se impone. Una ciudad que privilegia no el/la ciudadano político y participativo, sino el/la ciudadano-cliente.

Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Junio 14 de 2011
huribe@uao.edu.co

viernes, 10 de junio de 2011

PREGUNTAS PARA UN CONTEXTO SOCIAL MUY DIFÍCIL EN COLOMBIA Y EL MUNDO

Preguntas para un contexto social muy difícil en Colombia y el mundo

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

¿Qué tipo de ciudadanos y ciudadanas se construyen hoy, en el marco de la economía mundo capitalista, donde la racionalidad privilegiada se enfoca a la acumulación de riqueza, sea por los medios que sea, sin importar la dignidad del ser humano, la vida del medio ambiente en toda su dimensión y la tranquilidad mundial?

¿Cómo puede ser racional y crítico este nuevo poblador del mundo que se está formando en un contexto social donde el modelo de educación es dominada por la política neoliberal que privilegia la formación de mano de obra para satisfacer las necesidades de los sectores productivos de la economía y no como cabezas pensantes, críticas y reflexivas capaces de resolver problemas y conflictos con creatividad y con respecto a la vida y dignidad del(os) otro(s) o la(as) otra(as)?

¿Qué le espera a ese ciudadano cuyo marco de información corresponde a las lógicas de medios de comunicación hegemónicos interesados en el beneficio y la acumulación de capital económico a través del entretenimiento de masas y no a la construcción de ciudadanos críticos reflexivos? ¿Medios que censuran, manipulan la información y banalizan los hechos trascendentales y espectacularizan la banalidad?

¿Cuáles son las condiciones de los trabajadores y las distancias que tienen sus salarios frente a la de otros en el poder económico y político?

¿Cómo puede actuar ese nuevo habitante urbano y rural, que en América latina, y de modo particular en Colombia, debe afrontar altos niveles de inseguridad en todas sus expresiones: alimentaria, social de salud, de empleo de educación, de vivienda, de oportunidades…? ¿Un país regido por la ilegalidad de grupos, de movimientos políticos, de actividades económicas? ¿Un entorno que produce miedos y terrores porque poco a poco se fue institucionalizando que todo aquel o aquella que se ponga en contra o que diga algo en contra es callado con la muerte? ¿Unos poderes locales en amplias zonas de los territorios nacionales infestados y filtrados por grupos ilegales al margen de la ley que se vieron fortalecidos durante la primera década del siglo XX? ¿un crimen organizado que se expresa también en la calle, pero que traspasa su acción de lo local hacia redes globales?

¿Cómo aportar en la construcción de individuos más críticos, propositivos y con mayores elementos para dimensionar su papel ciudadano y político, en un contexto donde el consumo mediático banal, la desinformación de noticieros, la debilidad en el habito de lectura, la dramatización de los hechos, el bombardeo de publicidad trivial y de tecnologías que aíslan de los otros se impone con toda fuerza en adultos, jóvenes y niños?

¿Cómo neutralizar los efectos perversos del modelo económico que arrasa con la dignidad y la vida en todos los lugares donde opera? ¿Qué se puede esperar de este modelo de desarrollo que privilegia el crecimiento económico y no otras dimensiones centrales de la existencia humana?

¿Cómo exigir a las instituciones más distribución y equidad de beneficios, de justicias y de atención, cuando la mayor parte de ellas han sido salpicadas por graves hechos de corrupción?

Hernando Uribe Castro
Junio 10 de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

LA INSEGURIDAD URBANA, UN HECHO ESTRUCTURAL QUE SUPERA LA CIUDAD

LA INSEGURIDAD URBANA, UN HECHO ESTRUCTURAL QUE SUPERA LA CIUDAD

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología


El gran problema con las estrategias para afrontar la situación de inseguridad en Cali es que todavía se pretende resolver con más pie de fuerza (1600 policías) y con algo de cultura ciudadana. Pero estas soluciones no son nada frente al verdadero tamaño del fenómeno que involucra desde el crimen organizado y no organizado que opera en la sociedad occidental, los efectos perversos de la corrupción en todas las esferas de la sociedad, el privilegio por la dinámica del Mercado y el consumo, y una desproporción en la distribución de la riqueza, de las oportunidades y de la justicia, todo ello, en el marco de la economía-mundo capitalista que ha privilegiado la acumulación de riqueza por encima de la dignidad y el valor del ser humano.

Hace una semana un grupo de personas de reconocimiento mundial declararon en un documento titulado “Drogas y democracia: un cambio de paradigma”, que la lucha contra el crimen, la violencia y el tráfico de drogas no ha producido los resultados esperados, pues los indicadores de la violencia y la criminalidad sorprendentemente siguen en aumento. Y no es un hecho de un solo Estado, sino de un sistema de Estados.

Después de casi una década de Política de Seguridad Democrática, todavía están los grupos ilegales en los campos y las ciudades, algunos de ellos operando mucho más fuerte y reprimiendo importantes áreas poblacionales. Lograron filtrar algunas de las ramas del Estado.

La justicia colombiana viene develando y colocando tras las rejas a los responsables de una pérdida enorme de recursos públicos en manos de grupos e individuos corruptos que hablan en nombre de los partidos y movimientos políticos, y que han llegado a ocupar una posición privilegiada en hitos de la democracia como el Senado, las gobernaciones, alcaldías y consejos municipales. Para muchos de estos(as) personajes la actividad pública se convirtió en el principal mecanismo de movilidad social y económica ascendente, por supuesto muy lamentable.

Y ni hablar de un sector financiero que atropella y abusa de los ciudadanos, la implementación de un modelo educativo neoliberal que pone en cuidados intensivos la estructura misma de la educación pública y privada, y de un sistema de seguridad social y de servicios de salud, que se convirtió rápidamente en un fortín de grupos criminales y corruptos para favorecer sus ansias de dinero en detrimento de la salud de los ciudadanos del país. Altas tasas de desempleo y pocas oportunidades para los jóvenes. Un medio ambiente entregado a los mejores inversionistas globales para su explotación y el desplazamiento continuo y permanente de campesinos y grupos indígenas. La transición del peligro que representaban las pandillas juveniles no es nada ahora frente al accionar de las Bandas criminales urbanas.

Entonces, lo que tenemos es que la inseguridad se vive no sólo en los escenarios del espacio urbano cotidiano sino en toda la estructura social, política y económica del Estado a lo largo ancho y de territorio y lo traspasa porque es un sistema que opera como red en todo el mundo.

En América latina la realidad de los fenómenos ha demostrado cómo el proceso de desarrollo tiene un costo des-regulado y descontrolado, y es que jalona increíbles procesos de violencia, muchos de ellos concentrados en las principales ciudades desde donde se toman decisiones.

Cuando las autoridades comprendan que están dando por respuesta a la inseguridad (hecho estructural), medidas pobres que sólo responden a la coyuntura, el problema central se acrecienta, se crece por las dinámicas que son globales. El aumento de policías no va a solucionar el problema del crimen global organizado. Justamente, las respuestas de ese corte, aseguran el funcionamiento del modelo represivo, tan importante para el control de la sociedad en el marco del capitalismo, que en relación con la llegada de más pie de fuerza, asegura el consumo de armas, de gasolina para mover motos y vehículos y los costos para formar más y más hombres en armas. La ecuación es perfecta. Se necesita la violencia, pues ella es una variable del mercado. ¿Cómo desgarrar la violencia de las lógicas impuestas por el mercado?

Soluciones parciales y fragmentadas no son suficientes para problemas del orden estructural, de cambio de modelo económico y de modificaciones de políticas que han permanecido rígidas por más de 30 años esperando que algún día tengan algún resultado.

Es necesario empezar a construir unas nuevas generaciones de ciudadanos más fuertes y menos presas de hechos corruptos, criminales y egoístas como estos. Un modelo de sociedad que privilegie otros procesos de formación, donde la justicia, el respeto por el medio ambiente sea efectivo, donde los medios de comunicación dejen de entretener para lograr un mayor lucro y se comprometan con apoyar procesos formativos de cultura ciudadana y política, y una sociedad civil vigorosa que sea capas de ejercer su derecho democrático de expresar y participar de manera concreta en procesos centrales de tomas de decisiones. Un Estado que proteja el ciudadano de los atropellos del Mercado y el consumo.

Algo así como la necesidad de un cambio social.

Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Junio 10 de 2011

martes, 7 de junio de 2011

NEUTRALIZAR LAS INJUSTICIAS DEL SISTEMA FINANCIERO EN COLOMBIA

Neutralizar las injusticias del Sistema Financiero en Colombia

Por
Hernando Uribe Castro

Pocas veces se incluye en el análisis del contexto social y de manera directa, las nefastas repercusiones de las decisiones y tratamiento del sistema financiero en Colombia. Efectos cotidianamente visibles y que son padecidas no sólo por quienes tienen vínculos directos como usuarios sino también por la población en general.

El sistema financiero posee una serie de garantías y libertades que le hacen muy rentable (31.51 billones de pesos en ganancias del sector en 2010). Todo colombiano que desee trabajar para el gobierno o para la empresa privada debe volverse usuario del sistema y afrontar todas las implicaciones que ello trae. Un cobro exagerado en tasas de interés, impuestos por trámites bancarios y diligencias físicas y virtuales, pero sobre todo, la desconfianza que expresa la entidad bancaria frente a sus usuarios sin ahondar en los aspectos relacionados con las condiciones laborales de sus empleados. Llamadas constates y cotidianas antes, durante y después de las fechas de pago y de las obligaciones, amenazas permanentes con demandas y cobros jurídicos, afectan a una proporción grande de colombianos.

Abusos que no se pueden olvidar como el sistema UPAC, ahora UVR; cobros como el 4 por mil, que son autorizados por el gobierno y sin hablar del altísimo costo de los servicios financieros, son algunos de los mecanismos de funcionamiento de un sistema que accede a inmensas ganancias y que conllevan a la pauperización de la vida de los ciudadanos que cada día se ven más dependientes del sistema financiero. Un sector que obedece a la racionalidad de la economía-mundo moderno y que está alejada de la sensibilidad del ser humano.

Todo esto es complejo, más cuando no se ha visto en Colombia todavía un llamado al sistema financiero para que demuestre su pulcritud y transparencia frente al fenómeno del narcotráfico, del lavado de dineros y demás procesos ilegales. Interesante lo que expresa Camilo Sánchez en El Espectador del 26 de enero de 2011: “Más de 16 billones de pesos representó en el 2010 el lavado de activos en instituciones financieras a través de cerca de 43 mil operaciones sospechosas denunciadas por el sistema, cifra ya alarmante, que tan sólo refleja un pequeño porcentaje sin incluir la mayor tajada del narcotráfico y corrupción que se mueve en efectivo y divisas, por ser casi imposible de rastrear”.

Un sistema que aparenta ser la solución de los problemas, se convierte en una terrible pesadilla para usuarios y ahorradores. Se ha apoderado de toda la vida social, como transacciones por compras en establecimiento con dinero efectivo y plástico, financiación de la vivienda a largos años con intereses altos, de la educación a través de créditos para becas, entre otros. Todo un lobo vestido de cordero.

Los servicios que en general presta el sistema financiero en el marco de la lógica capitalista, comienza en muchas ocasiones, siendo un mecanismo de escape y hasta de concreción de las aspiraciones de muchos colombianos, quienes ven en sus servicios el medio más adecuado, para el logro de proyectos individuales y familiares; no obstante este gran sueño a través del cual se compra casa, carro y un sin fin de bienes materiales (nuevamente en la lógica de consumo capitalista), terminan convirtiéndose en muchos casos en una pesadilla constante, cuando superados(as)por los intereses, se ven en la penosa necesidad de entregar y/o rematar sus bienes, perdiendo todo el esfuerzo y dinero abonado por muchos años. En última el gran sueño se convierte en una gran pesadilla, que implica un retorno a un punto cero, pero con la gran diferencia de haber perdido su dinero y sus sueños.

Por tanto, se necesitan ideas creativas a través de las cuales se logre neutralizar los perversos efectos del sistema financiero sobre la calidad de vida de los y las colombianas. Ideas que deben ser inteligentes, efectivas y rápidas. Nuevamente, tarea urgente para la sociedad civil y las organizaciones de defensa del ciudadano.


Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
Junio 7 de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

EL SUEÑO DE TENER UNA CASA EN COLOMBIA, UN NEGOCIO QUE REPRODUCE EXCEDENTES DE CAPITAL PRIVADO

El sueño de tener una casa en Colombia, un negocio que reproduce
excedentes de capital privado

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

La casa es, sin duda, el lugar que cobija a un significativo número de personas. Ha sido, por excelencia, el refugio del miedo de la humanidad a ese mundo exterior desconocido o a entornos complejos. Es el lugar de la familia, del hogar. En ella se vive, se sueña, se proyecta. Está en la visión de futuro, y en las idealizaciones. Es, por tanto, un punto fijo en el espacio, del cual se parte (cada día o bien a intervalos más largos) para volver.

La casa es ese instrumento que satisface la necesidad de refugio y abrigo, no como un instrumento estático y anclado al suelo, sino como un espacio significativo de emociones, vivencias, de historia y sentimientos. Es la expresión material del hogar. Desde ella se observa el mundo exterior a través de sus puertas, ventanas y todo equipamiento técnico y tecnológico.

La vida cotidiana que está en ella y fuera de ella, resulta clave para el devenir de los seres humanos. Es un punto desde donde se observa el mundo circundante, el entorno, y el mundo más allá del horizonte visual. Este punto fijo es la casa, que no significa que estar en casa sea ausentarse del mundo.

La dinámica de la vida conlleva a que desde muy temprana edad se eduque a las personas con la fija meta de tener una casa. Así pues, acceder a una casa es cumplir parte de la tarea que como humanos, nos han dimensionado en el transcurso de nuestra vida productiva. Aunque no es fácil conseguirla, especialmente en Colombia, ella da el sentido de propietario, de tener algo, para el presente y sobre todo para el futuro; el lugar donde meter la cabeza para cuando llegue la inexorable vejez.

Como lugar, la casa es un sentimiento que alberga siempre lo conocido y lo habitual, elementos necesarios para crear un sentido de familiaridad, así como de seguridad; finalmente, la casa protege. Es el lugar donde se guardan las pertenencias, por tanto se debe asegurar bien. Contribuye, además, a afirmar relaciones afectivas entre los ocupantes, algo así como el calor de hogar, no obstante los conflictos y las disputas que en ella o por ella se puedan dar. Ir a casa significa moverse en la dirección de un punto fijo en el espacio donde esperan cosas conocidas, habituales y concretas que generan identidad, arraigo.

Así pues, construir una casa implica inversiones que pueden ser económicas y afectivas. ¿Pero qué otra cosa tiene la casa, que le llama tanto la atención al sector financiero?

A la casa se le ha provisto de un valor de consumo, de suntuosidad y de clase social en un mundo donde la lógica del mercado impera todos los asuntos de la vida social. El apartamento, el apartahotel, el conjunto cerrado, el condominio, hacen de las casas unos lugares que están a la par con lo que se consume; la publicidad del consumo invita a modernizar la forma como se vive, cuyos resultados se verán expresados y materializados en lo que se entiende hoy por calidad y nivel de vidas. La casa y su equipamiento se pueden convertir en termómetro de la capacidad adquisitiva en muchos casos.

En los procesos urbanizadores más recientes las casas se transforman debido a las nuevas lógicas que se impregnó a la configuración urbana. De los barrios horizontales que tomaban grandes áreas para la vivienda, se pasa a otra lógica de ahorro de espacio por el valor que adquiere la tierra en forma vertical. Los nuevos conjuntos urbanos se construyen en la lógica menos espacios, más viviendas. Y la forma de ahorro del espacio es la construcción hacia el aire. Antonio Zárate explica que se trata de un forma particular de ordenación “open planning” que tiene como eje central la base de un conjunto de edificios de viviendas multifamiliares que se disponen en bloques aislados o semi-aislados, o en torres de varios pisos, acondicionados con espacios funcionales de parqueo de autos, zonas de recreo, sociales para reuniones, fiestas o encuentros o áreas verdes, entre otros.

Ahora bien, el nuevo esquema de construcción de las viviendas se centra en el ahorro del espacio para que sea más funcional y responda de alguna manera a las nuevas lógicas de configuración espacial y de las familias: De casas con suficiencia de espacios para albergar a familias extensas, se pasa a espacios reducidos que de manera más o menos estandarizada corresponden a 60 metros cuadrados en los cuales se construyen alcobas, cocinas, baños, zona de ropas, zonas de estudio y hasta el cuarto de la empleada de aseo. El tamaño de la casa se convierte en un elemento que puede ser entendido como mecanismo de control social en términos del número de personas que integran el grupo. Son diseños de vida para no más de cuatro personas por unidad familiar. Esto concuerda con la racionalidad del espacio del hogar que imponen hoy los planeadores de la vivienda en Colombia.

La ciudad moderna en occidente se ha ido configurando con el proceso de reproducción de capital, porque este ha sido sin duda el lugar en donde mejor se expresa la relación entre la reubicación del excedente del capital y las transformaciones del espacio urbano. Como lo expresa David Harvey, el capitalismo está motivado por la necesidad de encontrar espacios lucrativos para la absorción de excedentes de capital y la urbanización es uno de esos nichos más llamativos. Por algo no es raro que el Informe de Desarrollo Mundial del 2009, elaborado por el Banco Mundial y titulado Una nueva geografía económica, exprese que la urbanización, las migraciones y la intensificación del comercio de productos especializados forman parte integrante del proceso de desarrollo. La conclusión del informe es clara: “estas transformaciones continuarán siendo imprescindibles para el éxito económico del mundo en desarrollo y deberían alentarse” (Banco Mundial, 2008, p. IX), conclusión ésta de suma preocupación.

En los últimos años, las ciudades principales en Colombia han visto como, tanto en áreas periféricas, zonas de ampliación urbana, se vienen construyendo un conjunto de urbanizaciones en forma de conjuntos cerrados que poco a poco se han tomado tierras que en periodos anteriores tenían un uso agrícola o que hacían parte de las áreas de inundación de los ríos (madres viejas). Con la expansión de la ciudad, los valores de estas tierras van a ser más beneficiosos si su uso se destina para procesos de ampliación de la frontera y el perímetro a través de la urbanización. Estos procesos, como bien se puede evidenciar, son acompañados, financiados, movidos y ofertados por el sistema financiero que otorga “importantes beneficios” a los compradores a través de supuestos flexibles créditos hipotecarios, importantes descuentos si el pago es en efectivo o financiados a largos plazos, módicas cuotas y bajos intereses. ¿No es extraño esto? En Colombia, muchas familias despues de haber logrado financiar su casa de interés social con el gobierno y a través de las entidades bancarias, y de haber pagado por mucho tiempo sus cuotas, veìan como en vez de disminuir la deuda esta al contrario aumentaba a tal punto que eran valores que no podìan pagar y entonces debían devolver la casa, perder todo el esfuerzo y, además de ello, quedar con la deuda y sin la casa. Señalados en bases de datos como morosos y deudores del sistema.

Este hecho inquieta bastante, en la medida de que los ciudadanos creen que la ciudad es una construcción colectiva de los pobladores, pero ahora, se evidencia cada vez más la intervención de las elites del capital y la reubicación de sus excedentes de capital, aparentemente, dirigidos al ciudadano particular como proceso de desarrollo y progreso, pero que vuelve la ciudad algo no comprendido y extraño para sus pobladores y habitantes del común, que pocas veces pueden disfrutar de esa otra ciudad espectáculo, de negocios, turística y globalizada.

Una ciudad que privilegia no al ciudadano político y propositivo sino un ciudadano consumidor.

Hernando Uribe Castro
Junio 2 de 2011
huribe@uao.edu.co