Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

Hernando Uribe Castro, derechos reservados. Citar la fuente. Plantilla Simple. Imágenes de la plantilla degaffera. Tecnología de Blogger.


lunes, 29 de agosto de 2011

DEVELAR EL FÚTBOL COMO DEPORTE ESPECTÁCULO Y ESTRATEGIA DE MERCADO

Fútbol: ¿Deporte espectáculo? ¿Estrategia del Mercado?

Por

Hernando Uribe Castro

Magíster en Sociología

Una observación detallada del fútbol revelaría que en el presente, el fútbol es un deporte espectáculo. Y como tal, masivo y global. Es un nicho de Mercado, para los grandes capitalistas que ven en él, importantes posibilidades para la movilización de sus capitales y para la producción de excedentes.

Por tanto, en el fútbol no sólo existen jugadores, entrenadores y equipos. También opera toda una estructura empresarial global que utiliza este deporte como apertura, difusión, distribución y consumo de Mercados. Otro actor central son los aficionados, que se consideran como espectadores-clientes-consumidores. Y lo más interesante aún, es que el fútbol moderno ha sido re-construido por los gurúes empresariales globales para hacerlo más rentable y así poner a jugar el fútbol en otros escenarios. Estos gurúes empresariales exprimen la imagen artificiosa del joven futbolista como una figura más de pasarelas, diversos comerciales de bebidas, comidas y artículos para vestir, así como propagandas de beneficencia y apoyo. Los jugadores, dinamizadores del evento, son tratados como objetos portables, intercambiables y sexuales. Logran unir el mundo de la farándula y del espectáculo con el mundo del deporte. Se adentran en la vida íntima del fútbolista y la convierten de carácter e interés público. Registran sus nombres como marcas, por ejemplo Beckam. Es decir, una forma de deshumanización por cuenta de la fuerza del mercado, o un cambio de identidad social, por una identidad comercial

Todos los días hay fútbol, todos los días se habla de fútbol, mucho más que de política y de solución de conflictos. Radio, televisión, cine, libros y revistas son objeto de comercialización del deporte y de sus actores. Los encuentros violentos entre aficionados que nunca cambiarían su equipo -como sí lo pueden hacer con la religión, sus parejas, su nacionalidad-, es considerado como parte de la cultura del deporte por ser un deporte de combate que se juega también por fuera de los magnos recintos: Los Estadios.

El tratamiento que le da ciudadano común al fútbol -deporte espectáculo- es comprenderlo y analizarlo desde sus efectos instrumentales, es decir, concentrar la atención en los resultados deportivos, taquilla, la figura del partido, el héroe, el que jugó bien, el que jugo pésimo, el triunfo y el fracaso, pero en estos análisis no se ahonda en los elementos que son claramente esenciales del hecho deportivo. Incluso, el fútbol ayuda a descentrar la atención del público espectador-consumidor de hechos que pueden ser esenciales e importantes.

Hace un par de semanas, mientras la Selección Colombiana Sub-20 jugaba uno de sus partidos y tenían concentrado un alto porcentaje de espectadores, en ese mismo momento, en la sala del Congreso, el Estado colombiano a través del gobierno de turno, reconocía como crimen de Lesa Humanidad el asesinato de un líder político de la oposición perpetrado por el propio Estado años atrás y pedía perdón por este magnicidio. Al final del día fue más importante el marcador final del partido de fútbol que el evento político nunca antes visto en Colombia.

El sociólogo Gilberto Aristizabal hace caer en la cuenta de que el deporte encierra elementos pedagógicos, creativos y lúdicos que, bien entendidos, deben servir para dinamizar procesos de cambio social. Por ejemplo, las barras bravas (o barras de seguidores del fútbol) se ven como un problema grave del deporte y las acciones y respuestas de las autoridades frente a estos es de confrontación, represión y violencia. ¿Acaso el mismo lenguaje del fútbol no es violento? tiro de esquina, metió un riflazo, estampilló el arquero, masacró el equipo y anuló al rival. Las evidencias de la violencia son amplias y van desde los enfrentamientos al interior de los estadios, vandalismo en los vecindarios, daño a bienes públicos y privados, personas heridas, hasta la muerte de aficionados, hinchas y personas de la comunidad. Y por supuesto, estos hechos, son importantes para el rating de noticieros y agencias de noticias, que se va a expresar en un beneficio económico para los dueños de estos medios.

Pero los análisis olvidan el marco en que se produce el fútbol del presente, así como también son ciegos ante el hecho de que las barras de aficionados del fútbol tienen valores que son importantes y positivos, tales como la fidelidad, la solidaridad, la cooperación, la identidad y el sentido de pertenencia en una sociedad que carece de estos. Valores que, evidenciados, trabajados y posicionados, pueden ser importantes para transformar el hecho violento del fútbol y la repercusión sobre una transformación social.

El fútbol sintetiza claramente elementos de la economía-mundo-capitalista: Mercado, consumidores, espectáculo, entretenimiento, violencia y farándula. Atractivos para la mayor parte de las jóvenes generaciones de ciudadanos del presente. El fútbol-espectáculo y el mercado tocan las fibras sensibles de los individuos más jóvenes para llamar su atención y garantizar los públicos espectadores consumidores de las próximas generaciones. Por ello insisten en que al estadio regrese la familia, ahuyentada por las barras bravas y la violencia en los estadios.

huribe@uao.edu.co

26 de agosto de 2010

miércoles, 24 de agosto de 2011

LAS FRÁGILES RELACIONES HUMANAS EN UN MUNDO EN MOVIMIENTO

Las frágiles relaciones humanas (familiares y amorosas) en un mundo en movimiento: los migrantes.

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Una de las características del estilo de vida de la presente, incidida por el contexto de sociedad capitalista, es precisamente, la velocidad y el movimiento interrumpido de seres humanos y de objetos. Todo en permanente movimiento, sin pausa. Las principales ciudades en todo el mundo ven cómo el fenómeno migratorio y de aglomeración toman dimensiones sorprendentes. Algo así como un imán que, bajo el ideal de mejores condiciones de vida, atrae a los individuos para que laboren en otros países como mano de obra barata.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE en Colombia, de 117377 emigrantes en 1960 se pasó a 3378375 en el 2005. Los principales destinos elegidos por los colombianos han sido Estados Unidos (34%), España (23%), Venezuela (20%), Ecuador (3%), Canadá (2%). Algunas causas del proceso migratorio según los datos oficiales son: búsqueda de oportunidades laborales, asilados políticos, reunificación familiar, mejora de calidad de vida y oferta de estudios en educación superior. Los movimientos y flujos a través de los canales migratorios construidos a lo largo de los años, ha dado por resultado, un efecto en los hogares y relaciones familiares, de modo particular para muchos latinoamericanos(as).

Mientras que el Estado receptor es cada vez más insuficiente y precario para garantizar todas las necesidades de los extranjeros, el capital utiliza esta mano de obra para su reproducción y acumulación. El capital a través del Mercado y todo su equipamiento cada día se da el lujo de controlar aquí y allá los destinos de los individuos, las naciones y los espacios.

Los individuos (diversos en género, clase social, nacionalidad, étnia, orientación sexual y religiosa) llegan a estos nuevos espacios, extraños y diferentes a sus lugares de origen donde se aglomeran junto a otros miles. La experiencia de vida que experimentan en países totalmente diversos y, en algunos casos, con un diferente idioma va a influir el proceso de adaptación. Se insertan en estos nuevos espacios donde no sólo deben afrontar un nuevo proceso de socialización (pues tendrán que aprender los elementos de esa cultura), sino donde seguramente encontrarán otras personas que ocuparán un nuevo espacio en sus vida. En algunos casos, estos procesos pueden tardar varios años que ponen en riesgo la desintegración de las relaciones y los grupos familiares en el lugar de origen. En algunos casos, los migrantes logran llevar a buena parte de su familia y ubicarlos en el nuevo país, pero en otros casos, este proceso se complejiza y las relaciones se vuelven demasiado frágiles, a veces sólo unidas a través de llamadas telefónicas o mensajes de correo. Incluso, por mensajes con personas que viajan entre un lugar y otro en algunas temporadas.

Muchas hogares ven cómo sus integrantes se alejan y con el tiempo esas relaciones son más frágiles y distantes. Los embates de la vida cotidiana y todo el cúmulo de necesidades que se deben afrontar en el diario vivir para poder subsistir hacen más débiles estas relaciones. Hijos con diez y más años sin ver a sus padres, hijos y demás familiares. Incluso, algunas personas deciden casarse con extraños como estrategia para alcanzar la nacionalidad. Sus amores iniciales solo quedarán en el recuerdo.

Un migrante colombiano en España considerará que su estancia en este país surge de su intenciones personales para progresar y ayudar a su familia, pero lo que no verá este migrante son las estructuras y las fuerzas de poder que están más allá de su alcance y percepción, y que su situación no es personal sino que es un fenómeno que abarca millones de personas en todo el mundo. Lo que debe tenerse claro es que, ésta dinámica, no se hace por decisión del migrante de manera individual, sino por la forma como el Sistema Mundo ha venido influyendo en la sociedad, conllevando a que millones y millones de ciudadanos de un área geográfica se muevan hacia otros lugres en el mundo. No es el problema de un individuo, sino que además es un fenómeno social que caracteriza de manera particular este momento histórico.

Un mundo en el que sólo con dar una vuelta a las calles de Nueva York en Estados Unidos o Madrid en España, se experimentará el encuentro con disímiles individuos pertenecientes a diferentes rincones del mundo, enfrentando estas situaciones.


huribe@uao.edu.co
25 de agosto de 2011

viernes, 12 de agosto de 2011

LA PROTESTA SOCIAL ANTICAPITALISTA

No perder de vista la protesta social anticapitalista que vive el mundo contemporáneo

Por

Hernando Uribe Castro

Magíster en Sociología

La protesta social ha sido un evento que ha marcado de manera importante la historia en muchos lugares en el mundo a través de estos años. Es un claro indicador de la existencia de una inconformidad de grupos que exigen y demandan cambios, soluciones o transformaciones a situaciones determinadas.

Por estos días se han dado en algunos lugares europeos, protestas que como la de Grecia, Francia, Londres y España, si bien presentan particularidades de su contexto de producción, ellas tienen en común su rechazo a las dimensiones y efectos que está tendiendo la economía-mundo capitalista en la vida cotidiana de millones de ciudadanos.

Las protestas en la Plaza Puerta del Sol en España, no es sólo una manifestación social de un grupo de “inconformes sociales”, es una revelación contra el sistema político y financiero, que como componentes centrales para la dinámica del capitalismo, corroen las distintas dimensiones de la vida cotidiana de los individuos.

Estos hechos demuestran que los efectos de los abusos del sistema económico están tocando la vida diaria de muchos individuos en los países llamados “desarrollados” que empiezan a evidenciar de manera clara y víva estos efectos: altas tasas de desempleo, decisiones políticas que tratan de beneficiar al sector financiero y político más que afrontar y resolver las necesidades sociales, son solo algunos de los puntos eje de discusión en esa parte del mundo, y que para el caso de América latina ya han sido bien conocidas.

Para los movimientos anticapitalistas europeos, la sociedad en general, ya no solo la del “mundo subdesarrollado” afronta la presencia de un sistema que estafa al ciudadano y que se camufla en discursos de la democracia liberal y en la confianza del progreso en el capitalismo. Lemas que se escuchan y leen en la Plaza del Sol en Madrid por parte de los indignados expresan:

No somos mercancías. En manos de políticos y banqueros. Toma calle 15.05.11. Indígnate.”.

Banquero, ya es tuya mi casa. ¿Qué quieres de mi? Mi sangre, pues chúpamela”.

Democracia real ya! Indignados!”.

apaga la tele, enciende tu mente!

Con mucha razón, el profesor Atilio Borón[1] expresaba en junio de este año que:

“La crisis tuvo por efecto hacer conciente a los pueblos del mundo desarrollado que tanto ellos como nosotros en el Sur global somos víctimas de un sistema, que, habiéndose despojado de los ropajes que ayer disimulaban su verdadera naturaleza, somete a unos y a otros a “una explotación abierta, descarada, directa y brutal”. Y que lo que llaman democracia es en realidad una dictadura de la oligarquía financiera… incompatible con la democracia”. (junio, 2011).

Como lo he expresado en otros escritos, los colombianos afrontamos cantidad de abusos de un sistema que privilegia los excedentes de capital reproducidos a través muchas formas, pero de manera más clara en inversiones urbanas que se muestran como desarrollo para los habitantes y en las estrategias de un sistema financiero que se las juega para legitimar sus modos de operar en un país donde casi todo adquirió un precio en la lógica de la racionalidad del valor económico: la salud, la educación, el ocio, las relaciones humanas y afectivas, las oportunidades, las necesidades básicas y las banales y, en general, la vida cotidiana. Por ello, no es raro escuchar ahora la idea de la mercantilización del individuo y de todo cuanto otrora se consideró necesidades básicas.

El sistema capitalista se ha impuesto en casi todas las dimensiones de la vida social y se ha incluido en las mentes de los ciudadanos que, por tener el sistema incorporado, no pueden ver un mundo diferente que esté por fuera de estas relaciones del cálculo económico.

Esto nos tomo presos y caímos. Escapar de ello es el desafío.

Como lo expresa Pierre Bourdieu, "los desafíos suscitados por la globalización, en todos y cada uno de los países, exigen una respuesta global que no podría consistir en la sumisión a las leyes del mercado" (2002, p. 24).


huribe@uao.edu.co

12 de agosto de 2011



[1] Borón, Atilio. Europa: ¿comienzos de una revolución anticapitalista?. En rcci.net/globalización, junio 2011.

miércoles, 10 de agosto de 2011

NEUTRALIZAR LA CORRUPCIÓN EN LOS PROGRAMAS CÍVICOS

Neutralizar la corrupción en los programas cívicos[1]

Hernando Uribe Castro

Magíster en sociología.

Toda propuesta o programa que esté encaminada a fortalecer la cultura ciudadana, y en este sentido, unas prácticas cívicas basadas en el respeto por la vida de los seres humanos, por los lugares que habita y por la diversidad cultural no sólo es importante, sino también estratégico y necesario. Propuestas que pueden aportar a la construcción de un cambio social que privilegie la dignidad de las personas y la reconstrucción de las maneras como nos relacionamos con el medio ambiente. Y es urgente, porque en el contexto de nuestra sociedad, es claro que prevalece la desconfianza, el miedo y el temor que se siente de vivir la y en la ciudad.

Pensaría que un Programa como el de Guardas Cívicos debería apuntar a llevar un mensaje diferente al ciudadano. Algo así como un agente del Estado que, sin necesidad de estar armado, puede aportar al control del comportamiento ciudadano desde un clima de respeto, educación y buen trato. Un agente que cumpliría un papel de revitalizar la confianza entre los mismos ciudadanos y con la ciudad.

Desafortunadamente estos programas pueden convertirse en ejemplos nefastos de clientelismo político local, donde la figura del guarda cívico se presenta como un cupo para saldar cuentas con votantes o grupos de apoyo a campañas electorales. Algo así, como el escenario que satisface las promesas de empleo que hacen estos líderes políticos a una población ingenua y necesitada de empleo. Los procesos de corrupción y oportunismo en diferentes escenarios de decisión política filtrada por estas prácticas, pueden debilitar cualquier propuesta de mejoramiento de la convivencia social. Se debe, por ello, neutralizar la corrupción en las instituciones del Estado, en aras de evitar que programas sociales y culturales, vehiculicen prácticas clientelistas y dolosas. Son estas acciones y circunstancias las que impiden el fortalecimiento y la sostenibilidad de estos programas encaminados a fortalecer la democracia y una cultura de convivencia y respeto.

Pero la depuración no sólo debe darse en términos del uso del señalado Programa, en el marco de la política local, sino también de la forma como opera y de sus operantes. La figura del Guarda Cívico no puede ser ejercida por cualquier individuo (esto ya neutraliza esta figura como feria del clientelismo). Un guarda cívico debe pasar por un proceso formativo que involucre dimensiones como derechos humanos, sociedad, resolución de conflictos, democracia, psicología social, elementos básicos de las ciencias sociales y humanidades, entre otras dimensiones también importantes. No es una cuestión de gorra, camisa y pito, para pararse ante los ciudadanos. Esto no sería sostenible, así como tampoco apropiado y coherente con las necesidades de la ciudad.

Frente a las garras del oportunismo y el indebido uso que se puede hacer de este Programa, las energías deben enfocarse a constituir un programa a través del cual se pretenda recuperar el sentido de comunidad, porque la comunidad protege, resguarda, apoya y se solidariza.

Nuestra ciudad tiene grandes desafíos, sobre todo cuando las fuerzas del Mercado están haciendo de ella una marca, algo extraño para el habitante, y el clientelismo y la corrupción un botín de oro; sus ciudadanos necesitan con urgencia fortalecer el capital social y cultural, basado en la educación, el sentido por la solidaridad, la defensa de la diversidad, la exigencia de la honestidad y el respeto hacia los otros y hacia los entornos de vida. Volver a vivir la ciudad, para volver vivir el mundo, ese es el reto.

huribe@uao.edu.co

10 de agosto de 2010.



[1] Columna de opinión publicada por el periódico EL PAIS de Cali. 9 de agosto de 2011. A3.

lunes, 1 de agosto de 2011

PRODUCCIÓN Y TRÁNSITO DE NECESIDADES BANALES COMO VITALES EN EL MARCO DE ESTA SOCIEDAD

Producción y tránsito de necesidades banales como vitales en el marco de esta sociedad.

Por

Hernando Uribe Castro

Magíster en Sociología

¿En qué momento, el entorno de los seres humanos se inundó de tantos artículos y productos a los que se les define como esenciales para la vida? y ¿quién lo determina?

La sociedad del presente es el lugar de los individuos en escenarios totalmente artificializados. Los productos y artículos instalados en el espacio público y privado, son considerados como termómetro del progreso de una sociedad y como diferenciador de la capacidad adquisitiva, de clase y de desarrollo.

De los mensajes por aire, mar y tierra, al teléfono de mesa y luego al celular más avanzado y al Internet; del televisor de madera al Plasma digital y satelital; del fogón de leña a la cocina integral con todos los artículos e instrumentos técnicos posibles para cada una de las tareas del arte de la culinaria; del trueque y “dar la palabra” al intercambio económico global a través de transacciones electrónicas, altamente veloces y exactas, así como los contratos firmados con sellos, huellas digitales y toda la información personal. De los alimentos caseros y orgánicos, a la comida rápida, instantánea y las dietas alimenticias. De velar al difunto en casa a hacerlo en centros especializados de atención y disposición final de los fallecidos. De la escritura a pulso de dedo a las teclas del procesador. De las cuentas matemáticas mentales a los grandes procesadores de cifras difíciles de leer. Y lo peor, del café molido en la mañana, al café instantáneo producido por la multinacional. Para cada parte del cuerpo humano, interna o externa, existen productos. De las uñas del pie hasta el cabello, todo, totalmente, comercializado. Las partes del cuerpo se pueden asegurar por varios de miles de millones de pesos como lo ha hecho el futbolista David Beckham.

Estamos ante una sociedad que ha venido modernizando en sus múltiples dimensiones de la vida social, por fuerzas que, como el Mercado, ven en ello su principal lucro y acumulación de excedentes de capital.

El modelo de sociedad instaurado por el capitalismo es un modelo que condicionó y condenó a la humanidad a un entorno lleno de artículos, productos de consumo, cemento, edificaciones, velocidad de los movimientos, ocupaciones que no daban tiempo para pensar, y de necesidades urgentes, la mayoría de ellas relacionadas con el afán de resolver los problemas domésticos de dinero, acumulación, satisfacción de necesidades y progreso.

Toda necesidad humana fue tomada por el Mercado que, además de las básicas y esenciales para la vida, diseñó otras necesidades que, con las estrategias del e-marketing y la publicidad, lograron hacerles tránsito de consumo banal a necesidad vital.

Comida que no es comida, protectores que no protegen, artículos que solo funcionan por determinados periodos. Ropa que no oculta y productos que no viven más allá de unos cuantos días o meses. La obsolescencia programada, como estrategia para el consumo permanente continuo que nunca permite satisfacer una necesidad por completo. Productos con una vida útil corta que ya no objeto de reparación, genera no sólo mayor contaminación ambiental, sin cada vez menos posibilidades laborales para un ejército de ciudadanos que otrora se ganaban la vida alargando la vida útil de nuestros artefactos de la casa o la oficina.

Publicidad dirigida a niños y jóvenes, porque ahí están no solo los más exigentes y demandantes, sino porque en ellos está el tránsito hacia las generaciones venideras como potenciales consumidores del futuro. Atraer generaciones del presente es garantizar los grandes recursos del futuro, algo así como la “sostenbilidad” del éxito del Mercado.

La masificación y aglomeración de la ciudad, hoy por parte de las fuerzas dueñas del Mercado global, no es vista como un mal de la humanidad, sino como una oportunidad de mayores clientes, con más necesidades y más intenciones de compra. Tener aglomeración de individuos es garantizar el éxito de ventas, donde la estrategia más clara es el contagio social.

No se nos puede olvidar que el Mercado es inteligente, estratégico y que envuelve, incluso a sus propios opositores. Una sociedad donde el Mercado y sus estrategias pueden convertir lo banal en necesidad vital humana.

huribe@uao.edu.co

Agosto 1 de 2011.