Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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viernes, 16 de diciembre de 2011

DE LA GEOGRAFIA ESCOLAR AL ANALISIS DEL SISTEMA MUNDO MODERNO


De la geografía escolar al análisis del Sistema Mundo Moderno

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

La percepción que aún persiste de la geografía en la sociedad es disciplinar y escolar. Una geografía que remite al mapa, a la memoria y a un número amplio de continentes, países, lugares y todo tipo de relieve. Una geografía interesada en la descripción de la superficie terrestre: listados de ciudades capitales, volcanes, montañas, ríos son todavía componentes de esa geografía persistente. Lo que no saben muchos todavía es que ésta es sólo una parte del gran iceberg que es el campo geográfico.

La geografía que se privilegia hoy en los centros de producción del conocimiento es la geografía crítica y reflexiva que pretende ha logrado concretar su objeto de estudio y, por supuesto, todas las dimensiones que objeto representa para el campo. Una geografía más interdisciplinaria e interesada en encontrar diálogo con otros saberes. Una geografía que se ubica sobre las bases del análisis espacial para comprender las formas como los fenómenos humanos se expresan sobre los lugares, los territorios, y en general, sobre el espacio geográfico. Si bien, la geografía tuvo serios problemas para poder definir su objeto, se ha llegado a un acuerdo compartido en donde se ha determinado que el objeto de estudio de la geografía es el espacio geográfico, comprendido como una combinación indisoluble entre un sistema de objetos y un sistema de acciones: “Lo consideraremos como una mezcla de dinamismo y unidad que reúne materialidad y acción humana. El espacio seria el conjunto indisociable de sistemas de objetos naturales o fabricados y de sistemas de acciones, deliberadas o no. En cada época, nuevos objetos y nuevas acciones vienen a añadirse a los anteriores, modificando el todo, tanto formal como sustancialmente.” (Santos, 1993:70).

Los geógrafos a través de sus investigaciones están demostrando que el análisis que se hace de la sociedad ha sido parcial en la medida en que pocas veces se recurre a estos dispositivos analíticos que proporciona la geografía. La historia de la humanidad, construida sobre las bases de una geografía que impone un espacio estático, fijo e inmóvil ve la necesidad de reescribir la historia donde el espacio adquiere otro sentido, mucho más dinámica, en movimiento y expresivo. Para la geografía del presente, además de la dimensión histórica que posee la vida social y en ella los individuos hay que agregarle la dimensión espacial, en tanto el ser humano es también un ser espacial. Y como ser espacial ese ser humano en su individual o colectiva tiene el poder de transformar, cambiar, producir y consumir espacios. El espacio geográfico resulta entonces de esa combinación entre elementos como objetos naturales y artificiales y las acciones humanas que le dan sentido y que reciben sentido del espacio.

Por ello, comprender los fenómenos sociales del presente conlleva a la necesidad de abordar las implicaciones de estos en la dimensión espacial. Y tal vez, uno de los fenómenos que mejor puede expresar esa dimensión espacial de la sociedad es el cambio que ha sufrido la humanidad a raíz del desarrollo del Sistema Mundo Moderno (capitalismo) por más de 500 años. Las implicaciones de este sistema han tenido impactos severos en la mayor parte de los lugares en el mundo, a tal punto, que hoy en día se impuso la globalización como expresión que mejor puede mostrar el impacto de ampliación del sistema. Por ejemplo, para Milton Santos, “La globalización constituye el estadio supremo de la internacionalización, la introducción en el sistema-mundo de todos los lugares y de todos los individuos, aunque en diversos grados.” (1993:69).

El sistema mundo moderno ha dado por resultado la configuración fragmentada de los territorios continentales por unidades territoriales administrativas denominadas Estados, y estos Estados a su vez estructurados en subsistemas territoriales también administrativos llamados regiones, departamentos, provincias, entre otros.

En las últimas décadas, los dinamizadores y fuerzas los actores hegemónicos del sistema Mundo Moderno están trabajando por configurar una organización más eficiente de los Estados para mantener sus niveles de crecimiento y desarrollo y así lograr que el motor del sistema, la economía-mundo moderna capitalista, pueda ser sostenible en el tiempo. Según Milton Santos (Santos, 1993:71), las características espaciales de este sistema mundo serían:

“la transformación de los territorios nacionales en espacios nacionales de la economía internacional;
la exacerbación de las especializaciones productivas a nivel del espacio;
la concentración de la producción en unidades menores con aumento de la relación entre producto y superficie, por ejemplo en la agricultura;
la aceleración de todas las formas de circulación y su creciente papel en la regulación de las actividades localizadas con el refuerzo de la división territorial y de la división social del trabajo, y la dependencia de esta última respecto a las formas espaciales y a las normas sociales (jurídicas y otras) en todos los escalones;
la productividad espacial en función de todas las posibilidades de localización;
el fraccionamiento horizontal y vertical de los territorios;
el papel de la ordenación en la constitución de las regiones y el de los procesos de regulación;
la tensión creciente entre localidad y totalidad a medida que avanza el proceso de globalización.”

Pero este proceso de integración entre los puntos locales con las hegemonías globales debe poseer estructuras construidas artificialmente para garantizar esta comunicación., pero además de ello, se requieren de estructuras que, como el Estado, garanticen también todo un marco normativo a través del cual se legitime esta comunicación sin ningún tipo de tropiezo u obstáculo. Un marco normativo que sirva de mediador y regulador entre las propiedades y equipamientos locales con las fuerzas y los actores hegemónicos globales impulsadas por las multinacionales, las organizaciones o firmas globales que tiene el poder económico, político y armado de someter, exigir y doblegar Estados, naciones y Estados-nación.

Los operadores y dueños de las fuerzas hegemónicas -que ubicadas desde el Mercado para reproducir sus excedentes de capital-, gozan de los privilegios que da el poder para controlar el sistema mundo y han constituido para ello alianzas estratégicas con algunos campos científicos, constituyendo así lo que Santos ha dado en denominar el medio técnico científico-informacional. “El medio geográfico en vías de constitución —o de reconstitución— tiene una sustancia científico-tecnológica-informacional. No es ni un medio natural ni un medio técnico. La ciencia, la tecnología y la información forman la base misma de todas las formas de utilización y de funcionamiento del espacio, incluso de aquellas que participan en la creación de los nuevos procesos vitales y de la producción de nuevas especies, animales y vegetales.” (1993:71).

“Los espacios así recalificados responden sobre todo a los intereses de los actores hegemónicos de la economía y de la sociedad y son de esta forma incorporados con toda autoridad a las corrientes de globalización. Pero, actualmente, a pesar de una difusión más rápida y más extensa que en las épocas precedentes, las nuevas variables no se reparten uniformemente por todo el planeta. La geografía así recreada es aún desigual. Se trata de desigualdades de un tipo nuevo, tanto por su constitución como por sus efectos sobre los procesos productivos y sociales.” (1993:71).

Lo que se ve es que estas fuerzas interesadas en la reproducción del capital y el control de las fuerzas productivas, han construido un mundo artificial a través de instituciones mundiales para mantenerse con sus hegemonías. Una elite dueña del mundo que se ha legitimado a través de la ciencia (que impacta las instituciones educativas), la información (que impacta los gustos y las necesidades básicas humanas) y la religión (que impactan las ideologías, las creencias y los miedos)[1].


Santos, Milton. Los espacios de la globalización. Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 13, 69-77 - Ed. Comp., Madrid, 1993


[1] “Este medio técnico, científico e informacional está presente por todas partes, pero sus dimensiones varías según los continentes, los países, las regiones, las superficies continuas, las zonas más o menos vastas, los simples puntos. En este medio vienen a implantarse, en la campiña como en la ciudad, las producciones materiales o inmateriales características de cada época. En resumen, se podría afirmar que las acciones hegemónicas se imponen, se realizan y tienen por finalidad los objetos hegemónicos. Y como en un sistema de sistemas, el resto del espacio y el resto de las acciones colaboran en su realización. Cada combinación tiene su lógica propia y autoriza formas de acción específica a los agentes económicos y sociales.” (1993:72).
Hernando Uribe Castro

miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA INVESTIGACIÓN SOCIAL Y LAS TRAMPAS DEL SISTEMA CAPITALISTA



Presentación del libro La investigación social y las trampas del sistema capitalista

Estas reflexiones fueron desarrolladas por los profesores investigadores en el marco del Seminario de Investigación Interno del equipo de trabajo del proyecto “Las Barras Bravas del fútbol” entre el 2009 y el 2010, jornadas que contaron con la participación del profesor Gilberto Aristizábal Martínez, doctor en sociología de la Universidad de Ohio. Este tiene por objetivo reflexionar sobre las trampas que impone el sistema dominado por el Mercado al oficio del investigador y al proceso de investigación. Así, el documento se encuentra estructurado en tres(3) partes: la primera introduce al tema de las percepciones que se tienen con respecto al ejercicio de investigar en el campo de las ciencias sociales. La segunda parte trata sobre las trampas que impone el sistema actual del orden social centrado en el papel del Mercado como motor de las diferentes dimensiones sociales y, en general, de sus implicaciones directas sobre la investigación y el investigador social. Finalmente, una tercera parte en la que se invita a que el científico social no debe guardar armas sino que por el contrario es necesaria la transmisión continua de este oficio, como mecanismo de defensa, de construcción de nuevas generaciones que defiendan y promuevan la investigación.

Germán Ayala Osorio, Hernando Uribe Castro y Carmen Jimena Holguín

martes, 13 de diciembre de 2011

EL BANCO MUNDIAL EN EL PLAN DE DESARROLLO NACIONAL

El Banco Mundial en el Plan de Desarrollo Nacional

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

A través de la Ley 1450 del 16 de junio de 2011, se expide el “Plan Nacional de Desarrollo, 2010-2014, Prosperidad para todos” que tiene como objetivo “consolidar la  seguridad  con  la meta  de  alcanzar  la  paz ,  dar   un  gran  salto  de  progreso  social,  lograr  un  dinamismo económico  regional  que  permita  desarrollo  sostenible  y  crecimiento  sostenido,  más empleo  formal  y  menor   pobreza  y,  en  definitiva,  mayor   prosperidad  para  toda  la población”. La estrategia de este Plan es abordar el territorio colombiano desde un enfoque regional que permite reconocer las diferencias regionales para alentar la formulación de políticas públicas y todo tipo de programas que sean acordes con las características, capacidades y particularidades de los diversos grupos humanos en cada una de ellas.

El gobierno pretende reducir así desequilibrios sociales, mejorar la calidad de vida y movilizar las capacidades de desarrollo endógeno, aprovechando los efectos de vecindad y sus externalidades positivas para alcanzar mayor crecimiento y competitividad regional.

Lo interesante de esto es que el enfoque regional cuya estrategia es el desarrollo endógeno no es una idea original del actual gobierno, sino que, como claramente lo señala el mismo Plan de Desarrollo, parte del direccionamiento que desde el 2009 formuló el Banco Mundial en un informe titulado La Nueva Geografía Económica, fuertemente criticado por geógrafos y especialistas del desarrollo en todo el mundo. (Plan de Desarrollo, 2011, p. 40)

El informe del Banco Mundial considera que la urbanización y la integración económica al interior del país y de éste con los otros en el mundo, puede promover el crecimiento a largo plazo y, por tanto, los gobiernos deben tomar medidas para alentar estos procesos. La estrategia es dinamizar las áreas de menor desarrollo relativo determinados por una serie de indicadores que en Colombia, interesantemente, se corresponden con zonas de alto valor en diversidad natural y recursos como Chocó y Amazonas para que se articulen a los centros de mayor capacidad funcional (zonas urbanas, espacios funcionales y dinámicas urbanas, áreas estratégicas).

Para el Banco Mundial, este crecimiento sólo es posible en la medida en que las fuerzas del Mercado se inserten en estos espacios a través de estas Políticas de Desarrollo, como aquellas que pueden garantizar las transformaciones hacia la prosperidad:

“El desafío que se presenta a los gobiernos es permitir —e incluso alentar— un crecimiento económico “desequilibrado” y, al mismo tiempo, garantizar un desarrollo incluyente. Pueden hacerlo gracias a la integración económica, promoviendo una mayor aproximación, en términos económicos, entre los lugares avanzados y rezagados. La mejor manera de conseguir esta integración es abrir las puertas a las fuerzas de mercado de la aglomeración, la migración y la especialización, en vez de combatirlas u oponerse a ellas. El acierto con que los mercados y los gobiernos colaboran mutuamente determina la velocidad y sostenibilidad de las transformaciones geográficas. (Banco Mundial, 2009, p. 20-21).

El mismo informe del Banco Mundial reconoce que el aumento de la densidad y la reducción de la distancia y de las divisiones continuarán siendo esenciales para el éxito económico en el futuro previsible y que por tanto, los gobiernos deberían de alentarlas a pesar que estas transformaciones generen un crecimiento desequilibrado. Y que para evitar estos impactos negativos, la estrategia debe acompañarse de políticas de integración ajustadas a la realidad de cada país a la espera de que se produzca un  desarrollo incluyente a futuro.

¿Pero, éxito económico para quién? ¿Crecimiento económico para quién? ¿Movilización de población de zonas apartadas hacia zonas urbanas para garantizar la aglomeración y la urbanización? ¿no es esto los desplazamientos que han sucedido en Colombia con altos costos sociales? ¿no suena esto al “vaciamiento” de áreas para dejarlas a los inversores que pueden hacer mejor cosas con ellas que los campesinos? ¿No es extraño entonces que el Plan de Desarrollo Nacional, tenga como presentación la idea aquella de la “Prosperidad para Todos”? pero además ¿cuáles son los riesgos que pueda representar la expresión “el mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario” en Colombia?.

Por supuesto que toda estrategia que desde el gobierno aliente la fuerza del Mercado sin ningún control, debe ser objeto de atención y revisión y es en esta tarea donde será central e importante la comunidad intelectual y universitaria colombiana.

Publicado por el Ethos Regional, Boletín del Centro Interdisplinario de Estudios de la Región Pacífico Colombiana. UAO, 2011.




viernes, 9 de diciembre de 2011

PERROS Y GATOS, EN LA MIRA DE UNA SOCIEDAD DEGRADADA

Por

Carmen Jimena Holguín, Elizabeth Gómez Etayo, Hernando Uribe Castro, Germán Ayala Osorio y Guido Germán Hurtado Vera



Durante la semana, del 5 al 9 de diciembre, dos acontecimientos abominables han circulado por los medios de comunicación, mostrando la crueldad humana y la muerte, como unos hechos más de la dinámica cotidiana de nuestra descompuesta sociedad colombiana.



El primero de ellos, perpetuado por soldados del ejército de Colombia, adscritos al Batallón Ayacucho de Manizales, en el que cinco uniformados, un cabo y cuatro soldados, asesinan a sangre fría, con impacto de fusil, a un indefenso perro de raza pit-bull, que muere por el impacto de cuatro disparos. Quizás estemos ante un burdo ejercicio de guerra, en el que el perro hace parte de la simulación de un combate, o de un ‘falso positivo’[1].

Uniformados como estos, han sido elevados, por la acción mediática, al estatus de héroes de la Patria, en un juego ideológico de unos medios masivos que dan tumbos y bandazos a través de sus perversos criterios de noticiabilidad. Durante varias emisiones, especialmente los noticieros de televisión, disparan ráfagas de patrioterismo a unas audiencias encantadas y adormecidas ante el valor y el arrojo de soldados y policías. Pero de repente, esos mismos medios registran unos hechos execrables, eso sí, sin mayor cubrimiento y análisis, pues se trata de la vida de animales, simples seres, que junto a secuestrados e indigentes, entre otros, apenas si alcanzan el estatus de noticia, cuando la muerte les llega, así, de improviso.

Si bien esta es una conducta que no puede generalizarse a toda la institución castrense, sí deja mucho que decir de colombianos representantes de una fuerza armada, que deben, por encima de cualquier consideración, preservar la vida, la dignidad, el respeto y los derechos fundamentales de todo ser viviente, así muchos insistan en que los animales, al no tener conciencia, no deben ser sujetos de derechos. Cuán equivocados están, pues si nosotros los humanos, que sí tenemos conciencia, tenemos la obligación de garantizar la vida no sólo de los animales, sino de las plantas y en general, de la vida en el planeta. Por ello, el asesinato del perro no es sólo un asunto que debe ser investigado por el uso inadecuado de recursos públicos, es decir, la munición gastada (peculado), sino porque la acción muestra un alto grado de bestialidad, de “inhumanidad”, con la que algunos héroes de la patria asumen con desprecio la vida.

El comportamiento de los militares va en contravía de lo estipulado en la Ley 84 de 1989, sobre el Estatuto de Nacional de Protección Animal, en lo relativo a la protección de los animales; en su artículo 1, reza lo siguiente: “A partir de la promulgación de la presente Ley, los animales tendrán en todo el Territorio Nacional especial protección contra el sufrimiento y dolor, causados directa o indirectamente por el hombre”. Por supuesto en concordancia con lo anterior, los “héroes de la patria” que cometieron el abominable asesinato, actuaron en contravía a dicho enunciado; por ello se espera que todo el peso de la ley recaiga sobre ellos, no sólo como militares, sino como ciudadanos.

El segundo hecho que repudiamos es la matanza de 18 perros y gatos en el municipio vallecaucano de Tuluá. Estos hechos, tal como el anterior, merecen el repudio de toda la sociedad en su conjunto, y no sólo de las organizaciones defensoras de los derechos de los animales, pues nuevamente la crueldad del hombre se ensañó contra éstos, quienes ya de antemano enfrentaban los embates del olvido y la crueldad del hombre, pues como se denunció por El Tiempo.com, “los cadáveres eran de animales callejeros, según denunció la Red de Protección Animal y ambiental”.

Todo lo anterior contrasta con el reconocimiento que se le hizo al escritor colombiano Fernando Vallejo en la pasada Feria del Libro de Guadalajara, quien afirmó, “Me siento muy honrado por el premio que me dan; no pienso que lo merezca; este diploma lo guardaré en mi casa con orgullo; y los 150 mil dólares que lo acompañan se los doy, por partes iguales, a dos asociaciones caritativas de México (defensoras de animales).” Vallejo, a quien tanto insultan en Colombia, desborda con sus acciones el discurso ventijuliero de muchos prohombres de este país que dicen defender y respetar las leyes y los derechos, pero que de alguna manera cohabitan con manifestaciones violentas como las aquí reseñadas.

Como académicos, comprometidos con la defensa de la vida en todas sus dimensiones y manifestaciones, no nos queda otra opción que la de repudiar, e instar a que los medios de comunicación como actores claves para la inscripción de problemas públicos en la agenda pública, jueguen un papel más activo, en la denuncia y develamiento del trasfondo que asuntos como los mencionados implican. No se trata sólo de entrevistar a expertos en el tema, sino de asumir un papel político en la defensa y protección de la vida, en este caso de los animales. Se trata de hacer seguimiento a los hechos y vigilar que los responsables sean castigados.

A lo mejor estamos exigiendo mucho a unos medios cada vez más plegados a un gobierno y a unas fuerzas militares, que en el contexto de un degradado conflicto armado interno, ponen la muerte por encima de la vida. Hoy, combatientes de uno y otro bando, miran con desdén la vida de sus enemigos, de allí que perros y gatos terminen muertos, asesinados o abandonados por una sociedad sumida en la degradación, en la indolencia, en la insolidaridad y en un profundo desamor por sus semejantes, los animales.

En países como Estados Unidos, el abuso contra animales es un delito denominado “felony” y es penalizado con cárcel. Se asume que quienes incurran en éste son peligrosos criminales capaces de agredir a inocentes en condiciones de indefensión, pues es, inclusive, más grave violentar a un animal que a un ser humano, puesto que el animal ni siquiera tiene la mismas condiciones racionales que el humano para comprender sus acciones. Podría tenerse como referente lo que sucede en este país, para avanzar en Colombia hacia sanciones fuertes y ejemplares contra estos asesinos.

Quizás el despropósito de quienes ejecutaron estos crímenes contra animales, perros y gatos, tanto militares como civiles, en caso que estén involucrados en los hechos de Tuluá, se corresponda con un modelo de ser humano violento producto de una sociedad indolente donde la vida cada vez más vale menos. Si no vale la de un ser humano, mucho menos la de un perro o un gato. Pero asesinarlos a ellos o a los tiburones de Malpelo dice mucho de nuestra terrible condición humana y de nuestra pauperizada cultura, azuzada por el Estado y los medios de comunicación.








martes, 6 de diciembre de 2011

VIOLENCIA SIMBÓLICA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Violencia simbólica y medios de comunicación

Por
Elizabeth Gómez Etayo, Hernando Uribe Castro, Germán Ayala Osorio, Guido Germán Hurtado Vera y Carmen Jimena Holguín

Las ciencias sociales han dejado claro que la violencia, como mecanismo de control social, se presenta de muchas formas, unas veces, de forma física y directa, así como también de forma simbólica o invisible. Los medios de comunicación se han especializado en reproducir de manera intencionada la violencia simbólica y de transcribir la violencia física en imágenes, sonidos, videos y diálogos, especialmente, desde los intereses del discurso oficial y de la cultura dominante. Todas las formas de violencia se producen y se reproducen en estos medios masivos.

El sociólogo Pierre Bourdieu considera que los medios de comunicación ejercen una forma particularmente perniciosa de violencia simbólica y una de esas formas de reproducción es precisamente la de Ocultar mostrando, que “muestra algo distinto de lo que tendría que mostrar si hiciera lo que se supone que se ha de hacer, es decir, informar, y también cuando muestra lo que debe, pero de tal forma que hace que pase inadvertido o que parezca insignificante, o lo elabora de tal modo que toma un sentido que no corresponde en absoluto con la realidad.” (1997:24).

A partir de lo anterior, los y las docentes que escribimos este texto queremos referirnos a la polémica fotografía publicada en la revista HOLA de España y que circula por Internet, cuya temática central alude a las “Mujeres más poderosas del Valle del Cauca en Colombia”. En la referida imagen aparecen, en primer plano, cuatro blancas mujeres sentadas sobre sus muebles blancos, luciendo sus finas, aunque informales, ropas blancas con delicado decorado; y al fondo, en un segundo plano, aparecen dos mujeres negras evocando la servidumbre con sus pulcros uniformes blancos, llevando en sus manos unas bandejas con vajilla de cristal que se incluyen como parte del decorado del lugar. Para completar la escena, concebida editorialmente y aceptada por las señoras blancas, aparece, al fondo, una piscina y la vista panorámica de la ciudad. Una imagen que, sin duda, oculta mostrando.

Pero ¿Qué es lo visible y qué es lo oculto? Un ciudadano inadvertido podría decir que allí no hay nada oculto, que se trata de una simple coincidencia, una imagen natural o naturalizada por la historia, la tradición y la cultura dominante, y que la fotografía es una más dentro de las muchas que los medios de comunicación refieren en sus hechos “noticiosos de la farándula”; sin embargo, para quienes intentamos entender y develar los mensajes que diariamente circulan, es claro que las imágenes revelan hechos ocultos, historia, tradición, dominación y el uso, por supuesto, de la violencia simbólica (racismo y clasismo), así el fotógrafo, autor de la fotografía, exprese lo contrario. No hay, en la imagen y en su tratamiento editorial asomo alguno de inocencia o ingenuidad. No.

Hechos ocultos como forma de violencia simbólica, que en palabras de Pierre Bourdieu, genera representaciones diferenciadas de clase social, de género y de raza para quienes las observan; reproduciendo discursos de los roles y estatus que la sociedad ha trasmitido y que ciertos grupos sociales simbolizan dentro de la estructura de la sociedad, que para nuestro caso evocaría el papel de las mujeres “afrodescendientes”. Mujeres que, por lo general, cumplen roles de servidumbre en casas y haciendas de mujeres poderosas (ricas, afamadas, influyentes y con reconocimiento social) que los medios de comunicación intentan imponernos como un patrón a seguir, sin detenerse a pensar lo que implica alcanzar dicho estatus, en materia de derechos, dominación y violencia cultural.

Desde el mismo titular se legitima la acción de dominación, legitimada por frases, a maneras de titular: “Las mujeres más poderosas del Valle del Cauca, en Colombia, en la formidable mansión hollywoodiense de Sonia Zarzur, en el Beverly Hills de Cali”. Con este discurso, se generan lecturas diferenciadas de las mujeres; en primera instancia, habría que denotar que sólo a 4 de las 6 mujeres les cabría el apelativo de “poderosas”, y no precisamente por su aporte singular para transformar la realidad de miles de mujeres vallecaucanas, sino por personificar a un grupo minoritario, selecto de la sociedad, que con privilegios, reproducen prácticas culturales de abierta dominación y expoliación; en segunda instancia, porque el hecho de que aparezcan de pie y no sentadas, vestidas con ropa de servicio y no con trajes informales y hasta de reconocido diseñador (que son los que por lo general visten a las mujeres “poderosas”), sirviendo y no servidas, vestidas de blanco en contraste con su piel negra, es una forma más de ponerlas en un estatus de inferioridad frente al resto de mujeres “poderosas”; en tercera instancia, habría que cuestionar cómo los medios de comunicación nos imponen a los ciudadanos unas figuras que aparentemente representan “un modelo a seguir”, es decir, “mujeres de bien”, “de clase”, con lo que no sólo buscan asegurar un apetecido rating (lecturabilidad, para el caso), y más ventas para acrecentar su gran poderío económico, sino, asegurar que los modelos de dominación social y étnica se sigan reproduciendo.

En suma, las elaboraciones simbólicas como métodos de opresión se fundan desde las clases altas, que se sirven de la ideología para conservar su hegemonía basada en intereses privados enmascarados de colectivos.

Por todo lo anterior, propendemos por una academia y una ciudadanía inquietas, lo cual implica cuestionar el papel que cada vez más se asienta en los medios de comunicación, que en lugar de informar y generar una ciudadanía consciente de su propia realidad, se orientan a entretenerla y adormecerla. Sólo nos reta apelar al uso de la palabra para intentar develar los mecanismos de violencia simbólica a los que invocan las empresas mediáticas, en su afán por entretener y generar receptores que fácilmente no sólo legitiman y aceptan estas maneras violentas de reproducir un tipo de sociedad excluyente, violenta, racista, clasista y sexista, sino que terminan anhelando llegar a esos estadios de vida social donde se suele falsear la realidad, ocultar la historia y extender patrones y patronos que nos hunden en la pobreza cultural que emana de la tradición y la cultura dominante.