Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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viernes, 27 de julio de 2012

POBLADORES DEL JARILLON DEL RIO CAUCA: LOS SAMANES DEL CAUCA


POBLADORES DEL DIQUE DEL RÍO CAUCA: LOS SAMANES DEL CAUCA

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Lo primero que deseo expresar es que los pobladores del dique (técnicamente jarillón) del río Cauca no son homogéneos, pues sus procesos de ocupación han sido diferentes en términos de tiempo, espacio y origen. Asentamientos que tienen más de 30 años así como otros, mucho más recientes. No son los mismos los pobladores de Samanes del Cauca que los habitantes que se ubicaron en el sector de Villa Moscas. Son comunidades distintas. El origen de algunos de estos sectores contó con la participación de los mismos organismos del estado, de agentes y empleados estatales tanto nacional como local.

Lo segundo tiene relación con las viviendas y el entorno. Sector fresco, tranquilo, amplio y  arborizado, que le impregna una imagen de vereda más que de barrio, donde las relaciones de la tradición campesina se marcan todavía fuertemente y donde las personas desarrollan actividades agrícolas, ganaderas integradas a la estructura física de la casa. Esto se contrasta con lo que se puede ver a tan solo 200 metros, frente al asentamiento, con urbanizaciones como Valle Grande o Talanga donde las viviendas no alcanzan los 60 metros cuadrados, unas montadas sobre otras y donde el espacio público es reducido a pasajes peatonales y no calles. Casas que asfixian de calor, a altos costos, con endeudamientos de hasta 15 y 20 años y sin posibilidad de ampliación. Una casa lote en Samanes representa por lo menos la mitad de una manzana de casas en Valle Grande.

Lo tercero y tal vez la más importante es que frente a esa mirada estigmatizadora que elaboran  gobierno, periodistas y políticos, que dicen que estos pobladores son miserables, uno se encuentra con una realidad diferente. Una comunidad que viene tejiendo su red social, que construye un conjunto de valores comunitarios y vecinales que les ayuda a reforzar sus lazos de solidaridad, de amistad y cooperación. Valores indispensables para la construcción de ciudad y comunidad, en Cali han ido desapareciendo, diluyendo y quedándose en el olvido. 

Mientras que en Los Samanes del Cauca se percibe la unión de la comunidad, en algunos barrios de Cali surge el egoísmo, la envidia y la fragmentación. Mientras que en Los Samanes del Cauca la comunidad trabaja por la proximidad entre los integrantes, en los nuevos barrios de Cali como las urbanizaciones y los conjuntos cerrados producen integrantes des-unidos y lejanos, a pesar de su proximidad. Pareciera ser que lo que se viene perdiendo en los barrios tradicionales de Cali, se viene ganando en estos asentamientos humanos. Y esto parecer ser un logro del trabajo en comunidad, de sus líderes y de la participación ciudadana, que ha percibido el valor que tiene la solidaridad para reforzar el espacio público y el encuentro. De los hechos interesantes es que mientras que en otros sectores de la ciudad de Cali, las Juntas de Acción Comunal tienden a perder su sentido para el habitante del barrio, en Los Samanes del Cauca, esta institución al contrario se fortalece, se legitima y se alista a la resistencia y la sostenibilidad de la existencia de la comunidad.

De igual forma, frente a la imagen perturbadora que expresaba que los habitantes del jarillón son delincuentes, los propios habitantes del sector expresan algo diferente. Para los pobladores de Samanes del Cauca, su presencia genera un conjunto de ventajas de seguridad para los sectores vecinos. Es decir, la presencia de estos actores sobre el dique impide la presencia de actores criminales que han utilizado de modo regular los diques para botar cadáveres, organizar pandillas y cometer actos delictivos sobre el sector de las urbanizaciones. Para el poblador de Los Samanes del Cauca, éste se convierte en un aislante que de alguna forma hace más seguro el sector, precisamente por la red de protección y seguridad que posee  esta comunidad.

Finalmente, quiero expresar que me encuentro con personas humildes, en su mayoría mujeres, que les ha tocado levantar sus familias y ahora levantan la comunidad. Mujeres que en sus rostros reflejan el trabajo arduo de enfrentar una sociedad llena de injusticia, impunidad, corrupción y violencia. Una sociedad carente de institucionalidad seria que tenga la capacidad de atenderles sus problemas, sus necesidades y que les escuche. Instituciones del Estado, muchas de ellas manejadas con redes de clientelismo y corrupción.

Estas hechos descritos, por ahora de modo superficial, solo son posibles de expresar cuando se ha estado en el lugar, cuando se logran ingresar en la comunidad y profundizar en sus acciones, en su vida cotidiana; como lo expresa Clifford Geertz, ir a los sitios, estar con la comunidad para luego volver con información sobre la gente que vive allí, y poner dicha información a disposición de la comunidad profesional de un modo práctico. Y esto debe verse también reflejado en la capacidad del científico social en fortalecer la sociedad civil y la comunidad. Esto es trabajar por una forma distinta de democracia.

26 de julio de 2012

miércoles, 18 de julio de 2012

MEDIOS, GOBIERNO Y DISCURSOS CONTRA INDÍGENAS EN EL CAUCA


MEDIOS, GOBIERNO Y DISCURSOS CONTRA INDÍGENAS EN EL CAUCA

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

Es evidente la llave entre el gobierno Nacional y los medios privados de comunicación en la producción de la manipulación mediática frente al caso de las acciones colectivas desarrolladas por los indígenas en Toribío en el departamento del Cauca. Los indígenas como repertorio de acción colectiva desean desalojar a los actores armados del conflicto (fuerzas militares, policía y guerrilla) de su territorio, destruyendo sus trincheras y confrontado cara a cara cada uno de estos actores, según ellos, en defensa de su territorio como escenario de paz.

Los medios masivos de comunicación han hecho uso de las imágenes del desalojo de los soldados -quienes en medio de llanto y rabia se ven impotentes de responder, como bien saben hacerlo- a través del uso de la fuerza-, a las acciones de la guardia indígena-, para construir el sentido de opinión particular de ellos (los medios y el gobierno) y lograr generalizarlo como sentido de “opinión nacional” Este sentido de opinión, viene polarizando a un número importante de ciudadanos, quienes ven en las comunidades indígenas una extensión de los grupos armados al margen de la ley, y no por el contrario, un grupo social que reivindica el derecho de sus territorios, su soberanía, pero sobre todo la posibilidad de vivir en “paz” y de salvaguardar su propia integridad, ante la incapacidad histórica del Estado Colombiano de hacerlo.

Acompaña las imágenes en los medios informativos, los discursos, que como dispositivos poderosos de convencimiento, son utilizados para legitimar las acciones del gobierno como respuesta a estas acciones de los indígenas, para llamar y focalizar toda la atención y mantener así los públicos pendientes de sus noticieros, para hacerles sentir que están informados de todos los acontecimientos. Discursos como “Colombia está indignada” o “crece indignación en Colombia por el maltrato de los indígenas” son meros hechos de sentido común que construyen una falsa opinión pública colombiana generalizada.

Los medios de comunicación han sufrido un proceso de instrumentalización, como consecuencia de  un universo de dominación económica y política que pesa sobre sus propias producciones. Una estrategia para lograr lo anterior es a través de la crónica de sucesos, que se convierte en un elemento de distracción, sobre todo en la televisión, para llamar la atención sobre hechos distintos a los que verdaderamente son importantes. Por ejemplo, como ha sucedido con el uso de imágenes que muestran a los soldados cargados por los indígenas, o las lágrimas del Sargento García, se espectaculariza el drama, el crimen, la violencia, como instrumentos simbólicos a través de los cuales se controla la mirada del espectador para desviar su interés y construirle así una visión de los hechos.

Los medios de comunicación tienen la capacidad de imponer unos principios de visión del mundo, es decir una especie de prisma a través de la cual se observa los acontecimientos. Por ejemplo, estos se centraron en los hechos de “maltrato a los soldados” que por supuesto les generan más rating y sobre los que descargan una serie de valoraciones, prejuicios y sanciones de discriminación, estigmatización y rechazo frente a la comunidad indígena, que en los hechos verdaderamente claves como es de modo particular de los efectos del conflicto armado en las comunidades campesinas que se encuentran en medio del fuego cruzado desde hace mucho tiempo y del que han sido víctimas de modo permanente. Para los grupos indígenas, los medios no logran, y tampoco les interesa comprender, que su pueblo esta desarrollando un conjunto de acciones colectivas simbólicas, pacíficas por el derecho a vivir dignamente sus territorios.

A la voz del gobierno se le da más difusión que a la voz de los indígenas[1]. Y de esto, las fuerzas privadas y del gobierno aprovechan. Por ejemplo el presidente Santos ante las acciones de resistencia de los indígenas expresaba: “No vamos a tolerar que vuelvan a agredir a nuestros soldados, lo de ayer raya en lo criminal”,[2] Nuestro enemigo es el grupo terrorista de las Farc, no los indígenas. Sin embargo, todo tiene su límite"[3] Discursos estos que pueden criminalizar a campesinos e indígenas.

El problema con todo esto es que la mayor parte de los colombianos construyen sus referentes de la realidad a partir de los referentes impuestos y manipulados por los medios y no logran discernir entre lo que es y lo que no es. Los ciudadanos terminan creyendo todo lo que la televisión muestra, expresa y construye. Pero lo más preocupante aun es que además de ello, los medios de comunicación son los principales encargados de construir la realidad y la historia colombiana en la actualidad.


[2] Esmad de la Policía desaloja a indígenas en base militar de Toribío, Cauca. El pais.com.co 18 de julio de 2012.
[3] La agresión indígena que hizo llorar al sargento García.El tiempo.com, 17 de julio de 2012.

18 de julio de 2012

viernes, 13 de julio de 2012

BANCOS, OTRO DE LOS RESPONSABLES "INVISIBLES" DE LA CRISIS SOCIAL


Bancos, otro de los responsables “invisibles” de la crisis social

Por:
HERNANDO URIBE CASTRO
Magíster en Sociología

En Colombia, se ha naturalizado el conflicto armado como la principal causa del conflicto social. Pero analizando la situación detenidamente, es posible evidenciar que existen otros actores tan responsables de este hecho, como lo ha sido los gobiernos y los bancos. La relación entre el gobierno y los bancos es poco analizada y comprendida. Inclusive para muchos colombianos, así como para muchas personas en todo el mundo, desde su sentido común, pueden llegar a pensar que estos actores casi nunca se cruzan.

Un vistazo interesante en otras partes del mundo donde se desnuda esa relación nos sitúa en el caso de los indignados en España que vienen realizando su protesta en la perspectiva de demandar de manera rotunda esa relación perversa entre estos dos actores: bancos y gobierno. Para Manuel Castells, este movimiento de indignados han venido planteando, en redes sociales y en repertorios de acción colectiva sobre plazas, barrios y calles, denuncias de que la crisis la crearon bancos y gobiernos y la sufre la gente: “que los políticos sólo se representan a sí mismos, que los medios de comunicación están condicionados y que no hay vías para que la protesta social se traduzca en verdaderos cambios porque en la política está todo atado y bien atado para que sigan pagando los de siempre y cobrando los de siempre”[1]. La unión Europea acaba de salvar bancos españoles, así como en la crisis de años pasados también se hizo. Como lo expresa Manfred Max-Neef,

“En el mismo momento en que la FAO informa que el hambre está afectando a 1.000 millones de personas, y valora en 30.000 millones de dólares la ayuda necesaria para salvar todas esas vidas, la acción concertada de seis bancos centrales (USA, UE, Japón, Canadá, Inglaterra y Suiza), inyecta 180.000 millones de dólares en los mercados financieros para salvar a bancos privados. Y si ello fuera insuficiente, el Senado de Estados Unidos aprueba que se agreguen 700.000 millones de dólares más. Dos semanas más tarde se aprueban otros 850.000 millones. Finalmente, el paquete de rescate hoy (27.11.08), alcanza a la exorbitante suma de 8.150.000 millones, o sea, 8.15 trillones de dólares… No hay suficientes recursos para superar la pobreza, pero sobran los recursos para satisfacer necesidades superficiales. 8.15 trillones de dólares, en lugar de salvar bancos privados, podrían generar 270 años de un mundo sin hambre. Un mundo sin miserias, ¿no sería mejor para todos, incluso para los bancos?”[2]

En Colombia también hemos estado salvado bancos, por algo existe todavía el cobro del 4x1000. ¿Hasta cuándo? El sistema financiero posee una serie de garantías y libertades que le hacen muy rentable, pues como lo informó la Superintendencia Financiera, en el primer trimestre, las entidades bancarias registraron un beneficio neto de 2,35 billones de pesos (1.331 millones de dólares) entre enero y marzo, frente a los 2,13 billones de pesos en igual lapso del año anterior.[3]

Todo colombiano que trabaja debe volverse usuario del sistema y afrontar todas las implicaciones y someterse a sus leyes, normas y voluntades. Un cobro exagerado en tasas de interés, impuestos por cualquier trámite bancario, diligencias físicas y virtuales, pero sobre todo, la desconfianza que expresa el banco frente sus usuarios así como la que tiene frente a sus trabajadores. Y lo más complicado, el endeudamiento de por vida de muchos colombianos cuyas vidas y sus pertenencias quedan hipotecadas. Según el Banco de la República, las deudas de los hogares colombianos ascienden a los $53.5 billones de pesos, cifra superior a la registrada en los años 90. Por cada $100 de ingresos en los hogares, se destinan $15,4 al pago de sus deudas.[4]

Un sector que obedece a la racionalidad de la economía-mundo capitalista y que está alejada de la sensibilidad del ser humano. Como lo expresaba en otra reflexión “Un sistema que aparenta ser la solución de los problemas para muchos colombianos, se convierte en una terrible pesadilla para sus usuarios. Se ha apoderado de toda la vida social, como transacciones por compras en establecimiento con dinero efectivo y plástico, financiación de la vivienda a largos años con intereses altos, de la educación a través de créditos para becas, entre otros. Todo un lobo vestido de cordero”. Y entroncado con este sistema, el gobierno, que hoy más que nunca se ha convertido es todo un negociador.

Se debe volver a comprender el llamado que hacía Pierre Bourdieu “Contra el fatalismo de banqueros, que quieren hacernos creer que el mundo no puede ser distinto a lo que es, es decir, plenamente conforme a sus intereses y a sus voluntades, los intelectuales y todos los que realmente se preocupan por el bienestar de la humanidad deben restaurar un pensamiento utopista elaborado científicamente y compatible en sus fines con las tendencias objetivas. Deben trabajar colectivamente en análisis capaces de fundar proyectos y acciones realistas, estrechamente ajustadas a los procesos objetivos del o0rden que buscan transformar”[5].

Un mundo diferente es posible! Un mundo con justicia social.




[1] ¿A dónde van los indignados?. 21 enero de 2012. La Vanguardia.com.
[2] Manfred Max Neff. El mundo en ruta de colisión. Clase magistral, Universidad Internacional de Andalucía.
[3] “Utilidad de banca sube 10,3% en el primer trimestre” 11 de mayo de 2012. Portafolio.com http://www.portafolio.co/detalle_archivo/DR-47105
[4] Revista Gobierno, Banco de la república. “Colombianos endeudados hasta el cuello”. 13 de julio de 2012.
[5] Bourdieu, Pierre. Pensamiento y acción. Argentina: Libros del Zorsal, 2002. Pág. 34.

miércoles, 11 de julio de 2012

LOS INDIGENAS FRENTE A LOS ACTORES DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA



Los indígenas frente a los actores del conflicto armado en Colombia

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

El mes de julio de 2012 ha sido significativo en cuanto al rumbo que ha tomado el conflicto armado en Colombia, en especial, sobre el departamento del Cauca y, de manera particular, en el municipio de Toribio. El pueblo fue víctima de los hostigamientos de la guerrilla con armas artesanales que impactaron a la comunidad causando graves heridas a personas y daños en la infraestructura, entre ellas, las casas de los habitantes y el puesto de salud: “En medio de los hostigamientos de la guerrilla y las respuestas del Ejército, 11 civiles sufrieron heridas, entre ellos la enfermera jefe del puesto de salud, y 167 casas registraron graves daños. A la enfermera tuvieron que amputarle una pierna” (EL TIEMPO, 10-07-2012)[1].

Este hecho no dejaría de ser uno más de los cientos que un país como Colombia enfrenta en el marco de un conflicto armado, de no ser precisamente por la respuesta de la comunidad indígena asentada en el municipio de Toribio. Y es precisamente la respuesta  como un comportamiento colectivo, que permite tipificarla como un “repertorios de acción colectiva”; ésta se ha caracterizado, entre otras, por varios hechos: el primero de ellos, la concentración en el parque principal del pueblo por aproximadamente mil indígenas; La segunda, la organización indígena que designa una delegación para entablar diálogos con los jefes guerrilleros para exigir su retirada del sector; tercero, la retirada de sacos de arena que como barricadas protegían la estación de policía, exigiéndoles también su retirada del pueblo. Y cuarta, la expulsión de los guerrilleros por parte de la guardia indígena[2].

De estas sin duda, interesan las dos últimas porque demuestran la capacidad de organización que posee el movimiento social y su sentido de decisión de tomar acciones pacíficas de confrontación, tan delicadas y peligrosas, frente a estos actores armados. En la historia colombiana, por lo menos en la reciente, los indígenas han sido los únicos capaces de confrontar cara a cara a ambos actores armados expulsándolos de sus territorios, como expresión de un cansancio social y colectivo y de desconfianza en las instituciones y agencias del Estado. Este es un claro ejemplo de cómo el espacio como territorio es significativo para comprender la acción colectiva.

Esto también implica un mensaje claro para los colombianos: los indígenas asumen el control territorial, social y político de su territorio, expulsado actores del conflicto armado. Significa también, una desconfianza en la capacidad del Estado para garantizarles sus vidas y la percepción de que la presencia de la policía dentro de su comunidad como motivo de hostigamientos guerrilleros. Retirar la policía del municipio es garantizar de alguna forma la tranquilidad en su territorio, pues la presencia de la policía es motivo de ataque.

En este sentido, la autoridad no se constituye en garante del orden y la seguridad, sino en un motivador del conflicto. Y por tanto, se deslegitima la autoridad policial cuando se le desnuda de su cascaron protector. Así como en Toribio, en los municipios colombianos las estaciones policía son protegidas con retenes, vías bloqueadas, obstáculos en las vías para el paso lento de los autos, pero se desprotege la comunidad, pues prueba de ello son los altos indicadores todavía de crimen y delitos.

Estas respuestas colectivas de la no violencia de los grupos indígenas no pueden pasar desapercibido, pues se tornan en formas de resistencias significativas de pueblos que después de ser maltratados históricamente deben sentir de modo directo los estragos de una guerra sin sentido donde el pueblo pierde, y pocos son los que ganan. También deben convertirse en un ejemplo para el resto de ciudadanos que atónitos dejamos pasar miles de hechos violentos, incluso los naturalizamos como parte de la dinámica de un país como Colombia. La actuación de la comunidad indígena si se observa en su trasfondo puede ser uno de los ejemplos más significativos de la historia reciente del país, en cuanto a desnudar y recriminar la acción de los violentos y de las instituciones del Estado que han desgastado no sólo sus discursos, sino también, sus acciones.

12 de julio de 2012



[1]Tres explosiones controladas en Toribío en víspera de visita de Santos” EL TIEMPO.COM. 10 DE JULIO DE 2012.

[2] Noticiero 90 minutos. 10 julio de 2012. http://www.youtube.com/watch?v=NK2O4oiy8Z4

martes, 10 de julio de 2012

¿Y QUIÉN CONSTRUYE HOY EL ESTADO COLOMBIANO?


¿Y quién construye hoy el Estado colombiano?

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología

El Estado hasta donde sea posible y el mercado hasta donde sea necesario” (PND, 2011), es la proclama de trabajo en la cual se escudan muchos de los poderes mundiales. Proclama que sin duda muestra claramente la concepción que los últimos gobiernos, como los latinoamericanos, tienen respecto al papel del Estado en las sociedades contemporáneas. El Estado que se construye y opera hoy está distante del ideal de Estado que requiere el conjunto de la sociedad. El caso colombiano pareciese ser uno de los más críticos en el contexto de la región, dadas las dinámicas de violencia, corrupción, necesidades insatisfechas, entre otras, que distancian y polarizan al ciudadano del y con respecto Estado.

Para aquellos(as) que consideran que el Estado moría en la lógica de la globalización, es necesario advertir que éste no está agonizando, ni mucho menos en estado de coma. Han sido los ideólogos dueños del poder y el imperio del mercado en la economía-mundo capitalista, quienes han incidido en su proceso de construcción, mutándolo y transformándolo a partir de sus propias necesidades a través de agentes globales como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional en un actor decisivo para el funcionamiento del sistema. Según lo explican las ciencias sociales, sin Estado, la economía-mundo capitalista no hubiese sido posible.

Los gobiernos nacionales, regionales y locales, administradores del Estado, en sus diferentes niveles territoriales no les queda más que convertirse en buenos gerentes y especialistas negociadores de lo que implica hacer del Estado y todos sus elementos, importantes atractivos para la explotación de recursos, la atracción de inversiones y, por consiguiente, para la reproducción de excedentes de capital de las fuerzas hegemónicas del mercado.

No es raro, entonces, escuchar que en muchos de los pueblos latinoamericanos se levanten protestas contra la privatización de la educación, la precariedad de las instituciones del estado y su responsabilidad con la sociedad, la presencia de multinacionales que extraen importantes recursos de la naturaleza, que construyen todo tipo de mega y macro proyectos como represas e hidroeléctricas para negociar con las energías y los recursos hídricos, ampliar la minería para la obtención de metales preciosos y la extensión de pueblos enteros para garantizar el libre uso de los territorios rurales. Hablar de los efectos ambientales, sociales y culturales de grandes obras.

Un Estado que muestra una cara a la población de defensa, progreso, comprensión y seguridad para problemas cotidianos y otra cara a las fuerzas del mercado. Convirtiéndose en un actor dual sin intención de defender los intereses generales, antes que los intereses del mercado. Un claro ejemplo de ello se tiene con lo que sucedió a lo largo de la primera década del siglo XXI con respecto al desmonte del Ministerio del Medio Ambiente para poder potenciar sin ningún tipo de tropiezos las actividades productivas altamente rentables como la minería y la extracción de biodiversidad que generaban impactos  negativos socioambientales a lo largo del todo el territorio nacional.

Este Estado, si bien puede gozar de niveles de legalidad, no goza del mismo nivel de legitimidad en las capas sociales menos favorecidas. Ejemplo de ello, es lo que ha venido ocurriendo en Colombia, donde asistimos a un Estado administrado por órganos de gobierno con altos índices de corrupción, que de forma tramposa utilizan su poder en espacios como el congreso, los ministerios y hasta las casas presidenciales para beneficiarse de todo este andamiaje perverso y arrasador. Es ejemplar, por su carácter absurdo y tramposo, el caso reciente del proyecto de Ley de reforma a la justicia en Colombia que demuestra claramente los altos niveles de corrupción.

Unos gobiernos que desmantelan el Estado para la gente y le proveen de herramientas y dispositivos de un Estado para el mercado, y por supuesto para sus intereses personales y particulares.

¿En manos de quién está nuestro Estado colombiano?

10 de julio de 2012

viernes, 6 de julio de 2012

AMOR Y CAPITALISMO


Amor y capitalismo

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología

El capitalismo ha resignificado el amor como hecho social. El amor como una relación social que además de darse entre individuos, recae sobre él, todo el peso del contexto social[1]. Las emociones románticas no se dan en la estratósfera, sino que ellas se concretan en un cruce espacio-temporal donde los determinantes de la sociedad influyen en su existencia.

En el capitalismo actual, el amor ya no se dirige solamente hacia otra persona, sino que también se dirige hacia objetos, estilos de vida, productos, mercados y consumos, regularmente atravesados por intercambios de capital económico que se sobreponen sobre los intercambios de capital social y simbólico-cultural. El amor como lucro.

Hoy en día, en la sociedad de mercado y consumo, el amor juega parte importante en la movilización y dinámica del capital. Esto significa que en el capitalismo existen contradicciones con respecto al uso social que hace del amor. El capitalismo tiene la capacidad de construir sentimientos de “amor” ahí donde antes no existía, o apagarlo donde habría.

Por un lado, el capitalismo incorpora el amor y las emociones románticas como estrategia para ampliar y extender los mercados a partir de la publicidad y los medios de comunicación. El “amor marca” se constituye como una estrategia importante para la reproducción de los excedentes de capital de aquellas empresas globales que tocando las emociones de los individuos provocan acciones constantes y permanentes de consumo. Por ejemplo, el amor que puede sentir un colombiano por un equipo de fútbol español. La idolatría por un(a) personaje famoso(a). La fidelidad por un producto del mercado como la crema dental o la marca de café.

Por otro lado, el capitalismo afecta al amor romántico en la medida en que su forma de actuar, la construcción de estereotipos, el mercado del cine, la música y la televisión se enfocan a promocionar las relaciones ligeras y líquidas, sobre todo en aquellas que se construyen para las generaciones de jóvenes a través de gustos musicales que incentivan más el encuentro sexual que el encuentro amoroso, diferentes a las promovidas durante los primeros años del siglo XX donde la música se enfocaba a producir y estimular el amor romántico y eterno.

El amor en el capitalismo ha pasado de ser una emoción romántica gratuita a una lucrativa; de su espacio privado al ámbito más público; de poemas y promesas íntimas a luchas políticas globales. De amar lo local, a amar el planeta; del amor físico y cara a cara, al amor a distancia y virtual. No obstante, el amor romántico trata de sobrevivir a pesar de estas incidencias fuertes de la sociedad de mercado y consumo

Un capitalismo que al aglomerar cantidad de gente en los espacios urbanos, está en sus movilidades diarias y cotidianas, tendrán más posibilidad de conocer tantos individuos, así como la posibilidad de romper e iniciar tantas veces relaciones, acompañadas, por supuesto, de lugares que motivan e incitan a todo tipo de encuentros.

El panorama es: más enamoramientos ligeros y livianos que amores concretos y duraderos.

Creo que todavía se debe tener fe en que es posible el amor romántico, en el amor limpio, duradero, honesto y certero. El amor es una idea moderna con la que se ocultan y se evidencian circunstancias sublimes y perversas de una condición humana compleja.

6 de julio de 2012



[1] Sobre amor y capitalismo es clave ver los trabajos de Eva Illouz, de modo especial El consumo de la utopía romántica. El amor y las contradicciones culturales del capitalismo.