AUTOS, PEATONES Y CIUDAD.
Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en Sociología
El uso del carro es uno de los más importantes signos del presente
porque repercute sobre el conjunto de la vida social y redefine el tiempo-espacio.
La clave del auto, así como de otros medios de transporte moderno, está en el
hecho de que permite desplazamientos a otros espacios que en tiempos anteriores
se consideraban como lejanos. Lefebvre (1968), por ejemplo habla del automóvil,
como el “objeto – Rey”, “la cosa – piloto”, ya que rige muchos comportamientos
en muchos sectores. El automóvil es una expresión de movilidad donde las
personas se mezclan sin encontrarse.
Marca fuertemente el devenir de las ciudades construidas para la
reproducción de capitales en grandes infraestructuras como puentes, centrales
de parqueo, ampliación de vías, destrucción de centros históricos, concentración
de públicos en centros comerciales, entre otros. Para la mayor parte de la
población actual es claro que los efectos sobre el medio ambiente y el
ciudadano por el aumento de vehículos son complejos. La característica que le
impregna el automóvil a la ciudad es “ciudad – circulación”, materializada en
el ejercicio y construcción de grandes avenidas, estaciones, parqueaderos,
líneas, autopistas, que si por un lado transforman la estética urbana, también
transforman la relación entre la movilidad peatonal y su ciudad. El peatón
queda relegado a una sola parte de la calle, el andén, mientras que el resto del
espacio público se le deja a la circulación vial.
Preocupa que en Cali recientemente se inaugurara el túnel urbano
más largo en Colombia y se le ha dado más importancia al túnel por donde pasan
autos que al paisaje “semi peatonal” que reposa sobre él, junto al río. Preocupa
que las otras megaobras que se realizarán en esta ciudad en los próximos años y
que tendrán costos altísimos sean para promover más el uso del carro.
Las fuerzas del mercado de autos y de combustibles lograron
imponer la idea de que el automóvil es una necesidad, un lujo que da jerarquía
y estatus, una realización de progreso y un “elemento del guardarropa” que prolonga el cuerpo del conductor en su
virilidad y a la mujer en su presencia y su belleza. El auto expresa tamaño, potencia y precio, así
como de resistencia. El automóvil da la sensación de ver el mundo de otra
forma, el espacio de otra dimensión, el de la velocidad y el vértigo, porque el
acto de conducir un automóvil da la idea de libertad y de realización, algo así
como un dominar el tiempo (en lugar de sufrirlo) y la ilusión de ganar tiempo
al tiempo.
El mercado ha promovido el consumo de automóviles, sin importar lo
que en términos ambientales esto signifique para el mundo. Sumado a ellos están
las autoridades del tránsito que surgen precisamente, por el surgimiento y
aumento vertiginoso de autos, que actualmente ven este incremento del parque
automotor importantes oportunidades para acceder a recursos a través de la
sanción económica maquillada de construcción ciudadana.
Se requiere de gobiernos que recuerden que las ciudades son
habitadas también, y en mayor medida, por ciudadanos de a pie que requieren de
espacios públicos para el encuentro, el deleite de vivir la ciudad y de
construcción de ciudadanía. Una ciudad ambientalmente más sana, con espacio
verde más limpio y más puro. Promover el uso de bicicletas así como una red de ciclorutas
apropiadas, seguras y con presencia por la mayor parte de los sectores de la
ciudad.
huribe@uao.edu.co
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LEFEBVRE,
Henry.(1968) La vida cotidiana en el mundo moderno. Título original “la
vie quotidienne dans le monde moderne”. Traducido por Alberto Escudero,
Editions Gallimard. Ed. Cast.
Alianza Editorial, S,A, Madrid.