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viernes, 2 de agosto de 2013

CALI ¿CAPITAL DEPORTIVA?

CALI: ¿CAPITAL DEPORTIVA?

Por
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología

En Colombia ha existido la tendencia de dar algún título especial a las ciudades: Barranquilla (Puerta de Oro de Colombia), Cartagena (ciudad heroica), Bucaramanga (ciudad de los parques), Medellín (ciudad innovadora), Popayán (ciudad blanca), Ibagué (ciudad musical) y Manizales (la ciudad de las puertas abiertas). Para Cali existen varios títulos: “capital deportiva de América”, “capital de la salsa” y “la sucursal del cielo”. De modo regular los medios de comunicación, los discursos de los gobiernos y las canciones populares propagan estos adjetivos que terminan constituyéndose como parte de la tradición y como si siempre hubiese sido así. Se incrustan como parte de la idiosincrasia de la gente.

A propósito de los Juegos Mundiales 2013, se ha repetido en varias ocasiones por parte del gobierno, los organizadores y los medios masivos de comunicación, que este macro-evento revive, refuerza y comprueba que Cali es la “Capital Deportiva de América”. Dicen que no sólo es por la realización de The World Games, sino por los otros eventos que desde tiempo atrás se han realizado como los Juegos Panamericanos de 1971.

También porque en esta ciudad existen dos de los equipos de fútbol más tradicionales del país, Deportivo Cali y América, ampliamente reconocidos en el mundo de este deporte. También por las medallas olímpicas logradas por algunos vallecaucanos y los buenos resultados de sus deportistas en diferentes eventos en todo el mundo. Además porque cuenta con la infraestructura necesaria para la realización de algunos evento de carácter nacional o internacional. Pero ¿todo esto será suficiente para declarar a Cali como ciudad deportiva de América?

Pienso que si bien estos son elementos importantes que marcan la historia de la ciudad, una capital verdaderamente deportiva debe ser mucho más que esto. Y creo que un indicador importante es determinar la proporción de espacio público por habitante existente en esta ciudad. Para Cali, el espacio público per cápita es de 2,46m² por habitante, cifra muy por debajo de la meta nacional de 15 m² por habitante.

Creo que otro indicador es establecer cuántos escenarios deportivos públicos se tienen no solo en las áreas turísticas de la ciudad, sino de aquellos existentes en todos los barrios, tanto de estratos socioeconómicos altos como los de estratos bajos. Y no solo en términos de cantidad de parques y zonas recreativas, sino también de su calidad, estado, estética y seguridad. Las personas sienten desconfianza de hacer uso de las zonas verdes por los problemas de seguridad y de la falta de una cultura del cuidado alrededor de lo público. En los barrios populares se carecen de lugares con infraestructuras para que la población realice actividades físicas y deportivas, y donde existen, la mano del Estado brilla por su ausencia. En los pocos casos que logran estar en condiciones dignas para su uso, es porque las mismas comunidades juegan un rol activo en su mantenimiento.

Una ciudad deportiva privilegia el andén para que el ciudadano que camina las calles no solo viva la ciudad de otra forma, sino que además realice actividad física y el encuentro con otros ciudadanos. Contrario a ello, los gobiernos le están dando prioridad a los autos y a las grandes avenidas y puentes. El trazado del sistema de transporte público MIO no incluyó las ciclorutas. El transeúnte cuenta con pocos espacios para el goce de experiencias artísticas, el arte y la estética. Los pocos existentes están en algunos lugares turísticos y hoteleros.

El estado de los parques es lamentable, los juegos recreativos para los niños están en mal estado y la población de la tercera edad se encuentra excluida. Los pocos parques recreativos son privados.

El gobierno le ha prestado escaso apoyo  a los clubes, asociaciones y delegaciones deportivas, a tal punto, que los deportistas para participar en los eventos deben buscar el dinero con amigos, venta de empanadas o rifas, incluso, dependiendo del buen corazón de alguien que haga alguna donación para la causa deportiva. Algunas personas triunfadoras han visto cómo el gobierno incumple las promesas de apoyos y reconocimientos económicos por sus logros. Nuestra medallista olímpica de pesas tuvo que lanzarse a la política y llegar al Congreso para luchar y trabajar por el apoyo al deporte y sus deportistas porque estaban en total abandono.

Una ciudad deportiva debe ser para el goce de todo ciudadano sin discriminación. Una persona en silla de ruedas requiere ser un buen atleta para atravesar las múltiples y dificultosas trampas que le implica movilizarse por la ciudad porque la urbe lo margina y lo excluye. Una persona anciana requiere buen estado físico para atravesar los innumerables y largos puentes peatonales que están sobre las rápidas y violentas avenidas, porque a los ingenieros y arquitectos se les olvidó construir las rampas.

Una ciudad deportiva debe respetar el medio ambiente y su entorno natural de tal modo que los espacios  abiertos, como sus ríos, no solo se encuentren en excelentes condiciones, sino que además se integren de manera apropiada, estética y sana, a la dinámica urbana para el disfrute de los ciudadanos. Aquí en Cali existen 7 ríos a los que la planeación urbana les dio la espalda, a tal punto que algunos de estos afluentes fueron convertidos en canales de aguas servidas.

Una ciudad deportiva debe ser para la gente, para el ciudadano que tiene el derecho, sin discriminación alguna, de vivir la ciudad, respirarla sanamente y caminarla con tranquilidad. Una ciudad deportiva no es para que las corporaciones financieras  hagan eventos globales para reproducir sus ganancias generando un tremendo endeudamiento ciudadano que deberá pagar por las inversiones realizadas en estadios, centros deportivos y toda la infraestructura construida con altos impuestos e intereses.

Una ciudad deportiva no es aquella que se maquilla para los turistas, sino que  debe ser real para el disfrute, sano esparcimiento de la gente independiente de su edad, orientación sexual, género, religión, capacidades físicas y clase social.

Eventos globales como los Juegos Mundiales 2013 realizados en Cali, es un claro ejemplo de cómo las ciudades son un sumidero para la inversión y la búsqueda de los excedentes de capital de las corporaciones globales y financieras. La construcción y reconstrucción de centros deportivos, lugares de eventos y todo tipo de obra urbana implica importantes ganancias para estos grupos. Los efectos de este proceso se dan de la siguiente forma: primero, la remodelación o maquillaje constante de las formas espaciales urbanas desde los centros de poder que no solucionan los problemas estructurales de la ciudad; segundo, la realización de sobreinversiones en aquellos lugares (estadios, centros culturales, etc.) que luego de los eventos terminan abandonados y olvidados y, finalmente, la deuda pública y el pago de más impuestos por parte de los ciudadanos. No todo es oro para la ciudad.

En este sentido, una ciudad deportiva es para el pueblo que también la habita, no para las corporaciones globales.