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lunes, 6 de abril de 2015

COMENTARIOS A TEODORO PÉREZ "ONTOLOGÍA OBJETIVISTA Y ONTOLOGÍA CONSTITUTIVA

Comentarios al texto “Convivencia solidaria y democrática, nuevos paradigmas y estrategias pedagógicas para su construcción” de Teodoro Pérez P.

Por:
Hernando Uribe  Castro

El texto en mención se corresponde con una disertación que construye Teodoro Pérez con respecto al estatuto ontológico y epistemológico de la realidad, y que es abordada por la ciencia y los intelectuales. En este texto, Pérez establece una diferenciación entre la ontología objetivista y la ontología constitutiva.

Marca diferencias entre una y otra a partir de una serie de características y elementos que la componen. Con respecto a la ontología objetivista plantea que estas pretenden alcanzar una representación fidedigna del mundo donde el estatuto epistemológico predominante es el sistema  observado. Esta ontología se pregunta por las entidades observadas mediante el método científico. Por ello, el modo de aprender es mediante la objetividad y el conocimiento será objetivado. La explicación es monocausal, y en este sentido, sólo es posible un universo.

Este modo de ver el mundo, es decir objetivo, es el único considerado válido y comprobable. Se confía en los sentidos que dan cuenta de los hechos fielmente como se expresan y que por tanto, mediante procesos de procesamiento de la información y procesos analíticos se pueden hacer inferencias de ese mundo observado. El observador está al modo de una “urna de cristal” desde donde observa el objeto qué es exterior a él. Por tanto el énfasis está en el objeto observado y en el método usado para la observación.

La otra es la ontología constitutiva. Para Pérez, esta ontología emerge como respuesta a la crisis del mecanicismo newtoniano. Sus bases se encuentran en la mecánica cuántica, la teoría de la relatividad de Einstein y las teorías de las incertidumbres de Heisemberg. Desde esta perspectiva, toda observación implica una relación con las características cognitivas y contextuales históricas de quien observa. No solo existe una relación entre el observador y lo observado sino que lo observado incide también en el observador.

En el observador no existe una separación entre su cuerpo biológico y su mundo social, sino que ambos forman un todo como unidad y operan y son operados en el momento de disponerse a observar. Y al observar un fenómeno, ese fenómeno también observa a su observador. De este modo quien observa está determinado por muchos aspectos como su origen y contexto cultural, nivel educativo, clase social, el estado de salud de sus órganos sensoriales y motrices y en general por aquellas cosas que lo hacen un organismo vivo y un humano.

La ontología constitutiva comprende que existe un determinismo estructural del observador que significa que “la operación de todo sistema, tanto en su dinámica interna como relacional, depende de su estructura: lo que le pasa al sistema en cada instante depende del estado de la dinámica estructural del sistema en ese instante” (Pérez, 2001:19). Por ello para Pérez, el medio juega un papel activo en la construcción que hacen los seres vivos de sus observaciones: existen estímulos del medio que lo afectan y del modo cómo los afectan.

Así mismo, lo que se percibe y del cómo se percibe también depende de esa estructura (que es filogenética, es decir lo que se porta genéticamente, y ontogenética, es decir lo que se construye con la experiencia). El ejemplo más interesante es aquel que dice que si tuviéramos visión microscópica, nuestra percepción sobre los rostros y cuerpos de las personas y los objetos sería diferente. Se transformaría nuestras concepciones de belleza y estética.

Lo interesante de todo esto es que Pérez plantea que el problema está en que para todas estas diferentes formas de percepción tenemos una limitación en el lenguaje porque, como sociedad o grupo, usamos unos códigos alfabéticos y numéricos que son desbordados por la complejidad de la realidad. En este sentido, al percibir, percibimos no solo con nuestros sentidos sino con el peso de nuestra historia, de nuestra experiencia, de nuestras creencias y de nuestro modo de ver, ser y de estar en el mundo. Pérez, haciendo uso de las concepciones de Maturana y Varela, considera que el lenguaje se convierte en la experiencia y la construcción/reconstrucción de la vida humana. 

Es lo que nos hace humanos porque a través de él se explica, se describe, se distingue y se piensa. A través del lenguaje se proponen ideas, conocimientos y todo tipo de construcción analítica y explicativa que puede ser o no aceptada por el otro que se dispone a prestarnos atención y quien acepta o rechaza lo que afirmamos desde el lugar compartido, una comunidad. La explicación dada a través del lenguaje recoge entonces la experiencia de vida, por ello frente a un mismo fenómeno un campesino y un especialista darán explicaciones desde sus lugares.

Ahora bien, una vez leído este bello texto del profesor Teodoro Pérez, pienso una perspectiva de la ontología constitutiva que plantea que la construcción del conocimiento depende del observador cuya base es la epistemología de los sistemas observadores, es apropiado para aquellas propuestas, que como la mía, aborda asuntos socioambientales entendidos como sistemas complejos y dinámicos. Asuntos socioambientales en los que se integran las dinámicas de los propias de los ecosistemas con las intervenciones de las acciones y las interacciones sociales de las comunidades, del grupos privados y del Estado. Recuérdese que mi propuesta de investigación trata sobre las comunidades que resisten a la expansión de la agroindustria azucarera en el valle geográfico del río Cauca. 

Por tanto, el camino no es la de asumirme como un observador que se encuentra en la “urna de cristal” desde la cual hago una vista panorámica interpretativa del mundo de modo “objetivo”, sin que ese mundo logre incidir él. Mi lugar como observador es desde el presupuesto de la ontología constitutiva en la que se establece una conexión profunda entre el observador y lo observado que también observa al observador.

Pienso que la complejidad de la comprensión del mundo social solo se puede enfrentar estando en la sociedad, con los que son y no son. Vivenciando las circunstancias que envuelven a los actores sociales en sus espacios de vida desde las cuales desarrollan su vida cotidiana, sus interpretaciones y sus proyecciones, todo ello como expresión de sus modos y formas de interactuar entre ellos mismos y con sus ambientes.

El contexto de sociedad que abarca las múltiples dimensiones de la realidad incide y están determinando de manera directa el oficio del investigador así como las particulares condiciones sociales de producción intelectual y científica.


Bibliografía


PÉREZ P., TEODORO. Convivencia Solidaria y Democrática: nuevos paradigmas y estrategias pedagógicas para su construcción. Instituto María Cano, Bogotá, Colombia, 2001. Páginas 15-27 (Capítulo 1. Del universo al multiverso)