Este es un espacio que propone reflexiones y debates sobre la inter-retro-conexión sociedad en la Naturaleza y la Naturaleza en la sociedad.

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sábado, 24 de octubre de 2015

LA CALI QUE SE VE DESDE EL MIO CABLE

LA CALI QUE SE VE DESDE EL MIO CABLE
Por: Hernando Uribe Castro

El pasado 16 de septiembre del año en curso, se inauguró el Sistema Aéreo-Suspendido MIO Cable, medio de transporte que conecta las partes altas de Siloé y barrios vecinos, con la zona plana de la ciudad. El sistema tiene un recorrido de 2,2 kilómetros entre la terminal Cañaveralejo y la estación de Brisas de Mayo. Su construcción duró cinco años (2010-2015), se invirtieron $96.143 millones y es operado por la firma Cable Aéreo de Manizales.
Si bien, este sistema, al parecer, tiene aceptación entre los pobladores de Siloé porque les representa unos beneficios (comunicación directa, rápida y segura, oportunidades económicas e integración a la ciudad)  es claro también, que este sistema pone en evidencia y deja ver el tipo de ciudad que se ha venido construyendo y las fallidas políticas de planeación.


Imagen de un sector de Siloé, desde el MIO Cable
Foto: Hernando Uribe Castro
Un viaje por el MIO Cable, expone, claramente, un paisaje urbano “caótico”, “empobrecido” y “precario” como resultado de las ineficientes actuaciones de las agencias del gobierno local, del abandono y el olvido estatal y de la increíble irresponsabilidad de quienes deben asegurar los procesos de planificación urbana, con dignidad humana y con respeto a la naturaleza.
El MIO Cable muestra cómo la omisión y la falta de control estatal conllevó a procesos de asentamientos, muchos de ellos ya legalizados, sobre ecosistemas de ladera y la destrucción ecológica que va en avanzada por la dinámica del poblamiento. Presencia de urbanizaciones estratificadas como de estratos bajos, medios y medios altos.
El recorrido permite observar cómo un número importante de población se encuentra de frente a la muerte por los distintos tipos de riesgos a los que se exponen, entre los que se destacan el riesgo geológico, sísmico, ecológico, social y económico. El MIO Cable pone también en evidencia las condiciones de vida, lamentables en muchos casos, de la cantidad de familias que habitan estos barrios.


Imagen de un Sector de Siloe desde el MIO Cable
Foto: Hernando Uribe Castro
Un paisaje que expone no solo el miedo social frente a la criminalidad y la violencia sino también el miedo ambiental frente a la crónica destrucción del entorno. Y frente a estos miedos, aparecen las expresiones de resistencia comunitaria que les hacen frente. Mensajes sobre paredes, techos y muros que convocan a la paz y la convivencia.
El recorrido demuestra la total e increíble destrucción del pie de monte de las laderas de la cordillera occidental, de sus bosques y ríos.
De este modo, el MIO Cable, al presentase como un avance en términos del “Desarrollo urbano y social”, pone en evidencia a su vez ese falso “Desarrollo social” del que se han jactado los gobernantes de turno a lo largo de las últimas décadas. Pobreza, descuido, abandono, destrucción ecológica, segregación, exclusión y corrupción es el otro paisaje que se puede observar a lo largo del recorrido a través de este sistema aéreo-suspendido.
Considero que el MIO Cable no solo representa un avance en tecnología de infraestructura urbana, sino también que representa aquella posibilidad que tenemos los ciudadanos para ver, de modo vivo, directo y desde el aire, los problemas estructurales existentes en aquellas zonas de la ciudad, que por la estigmatización construida por las autoridades y medios de comunicación, es desconocida para la mayor parte de los ciudadanos. El recorrido por el MIO Cable muestra la negligencia de sus gobernantes, la realidad social que abruma y deprime, pero también la segregación socioespacial que impera.
Lo que se observa desde el MIO Cable es con toda claridad, las acciones de corrupción y oportunismo de quienes han tenido en sus manos los manejos de la así llamada sucursal del cielo.
Invito a todas y todos los ciudadanos para que hagamos este interesante recorrido, pero con ojos y miradas críticas. Para que observemos esa otra realidad que nos parecía distante, así como para que observemos también el efecto negativo producido por las perversas acciones de una elite local política-económica, egoísta y oportunista, que ha administrado esta ciudad.
Columna de opinión publicada por El Pueblo, 24 de octubre de 2015

viernes, 9 de octubre de 2015

PLAN NACIONAL DE DESARROLLO "TODOS POR UN NUEVO PAÍS"

El Plan Nacional de Desarrollo “Todos por un nuevo país” *

Por:
Hernando Uribe Castro
Magíster en sociología
Estudiante del doctorado en Ciencias Ambientales
Prof. Universidad Autónoma de Occidente

Uno de los indicadores que mejor puede dar cuenta del tipo de Estado que se construye por parte de los agentes interesados, es precisamente el Plan Nacional de Desarrollo, que es el mecanismo mediante el cual se plasma la gestión del Estado acorde al mandamiento constitucional y a los intereses de los agentes políticos y económicos.

El Plan Nacional de Desarrollo también se convierte, de este modo, en un instrumento para la acción del Estado, proceso mediante el cual, agentes y funcionarios administradores (públicos y privados) hacen posible de esa idea de Estado (como abstracción, como idea) a algo concreto y real. Se entenderá por acción de Estado, al modo como lo define Pierre Bourdieu (2014), como aquellas “acciones políticas con pretensión de causar efecto en el mundo social (…) acciones autorizadas, dotadas de una autoridad que gradualmente, por medio de una serie de delegaciones en cadena, remite a un último lugar, como lo es el dios de Aristóteles, el Estado” (2014:25).

Esas acciones de Estado son llevadas a cabo por agentes, de carne y hueso, que disponen de los medios y los mecanismos de autoridad -poder o dominación física y simbólica- para realizarlas y hacerlas realizables, para delegarlas y hacerlas delegables, para comisionarlas, para imponerlas -al hablar en nombre de lo público-, por lo que son constructores continuos del espacio burocrático que a su vez los construye a ellos.

Tres elementos integran la acción de Estado: lo oficial, lo público y lo universal. (Bourdieu, 2014): Una dimensión oficial en el sentido de que son acciones realizadas por agentes legitimados oficialmente por ser representantes, comisionados o encargados por ocupar un puesto público en la estructura burocrática y administrativa, cobijados bajo legitimidad y en nombre del Estado, como por ejemplo, el Presidente de la República; una dimensión pública en el sentido de que son acciones que se hacen ver como de interés público y que son, además, conocidas y aceptadas por todos; y, finalmente, una dimensión universal porque es de interés general a toda la sociedad, algo así, como una decisión que compete a todos, al universo de la población colombiana.

Con lo anterior claro, entonces se puede comprender el sentido que el gobierno nacional del presidente Juan Manuel Santos -como agentes centrales de la administración del Estado-nación-, pretende dar con el Plan Nacional de Desarrollo bajo el título “Todos por un nuevo país” como propuesta que integra las tres dimensiones de la acción de Estado: lo oficial, lo público y lo universal. Un nuevo país en el sentido de un contexto de transición hacia una sociedad en posconflicto.

Un contexto que implica transformaciones importantes, por una parte, en los diferentes campos que componen el Estado: jurídico, administrativo y legal, es decir en su sentido amplio, el campo burocrático o de la administración del Estado; y, por otra parte, en las transformaciones que requiere la sociedad para este nuevo contexto, en su sentido físico y simbólico cultural.

El nuevo Plan de Desarrollo desplegará las estrategias de gestión encaminadas tanto a: los procesos de financiación del posconflicto que ya han sido anunciados por el propio presidente -haciendo uso de los recursos obtenidos por las actividades extractivas, como la minería-; los procesos de orden y control, como reestructuración de las fuerzas del orden público, transformación de las entidades del control fiscal, estadístico e informacional; los procesos de legitimación en la sociedad a través de las transformaciones simbólicas y culturales requeridas, tales como educación, comunicaciones y ritos de Estado. No es extraña, entonces, la propuesta del gobierno de lograr la jornada única de estudio para todo el sistema educativo en Colombia.

Pero las preguntas más importantes son  ¿qué es lo que se legitima con este Plan Nacional de Desarrollo? ¿Quiénes están detrás del nuevo proyecto de país? ¿Hacia dónde se encaminan los esfuerzos del posconflicto?

Indudablemente, el nuevo proyecto de país requiere de una Colombia en posconflicto no solo para atraer las inversiones extranjeras sino también para legitimar la explotación de los recursos de la naturaleza. El escenario de posconflicto alienta la implementación de las políticas, ahora presentadas bajo el discurso de la tercera vía.

El documento titulado Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, expresa que:

“Finalmente, el sector minero energético jugará un papel clave en garantizar el desarrollo económico sostenido e inclusivo. Su tarea será, por un lado, asegurar que la economía tenga fuentes de energía competitivas que le permitan a la economía crecer y generar empleo, mientras que al dar acceso a energía y combustibles contribuirá de forma directa en la reducción de la pobreza. Por otro lado, el sector generará importantes recursos para financiar las inversiones que van a requerir la construcción de la paz, la educación y las políticas sociales en la lucha contra de la desigualdad.” (BPND 2014-2018, 60)

Asistimos a la entrega del territorio a las firmas extranjeras, el ingreso de capitales y la extracción de modo más eficiente estos recursos. El resultado, finalmente, es hacer del territorio nacional espacio de la economía globalizada, focalizando el desarrollo en algunos sectores y dejando otros al margen. Esto fue claramente planteado por el gobierno del presidente Santos en el Plan de Desarrollo Nacional anterior “Prosperidad para todos”.

“Todos por un nuevo país” (para el período 2014-2018) es la continuidad de “Prosperidad para todos” (implementado en parte en el periodo 2010 – 2014). Un ejemplo claro es la tendencia que desde el periodo anterior se tiene con la reprimarización de la economía colombiana focalizada en el sector minero.

“El sector minero energético continuará, como lo ha venido haciendo, consolidándose como uno de los motores de desarrollo del país a través de su aporte al crecimiento económico, al empleo rural a la inversión privada y de la generación de recursos para la inversión social del Estado. Este sector se destaca por su capacidad para generar recursos con los que se financia una parte importante del presupuesto del Gobierno Nacional y de las entidades territoriales. Así las cosas, la ejecución oportuna de crecientes inversiones en el sector hará posible la financiación de los programas de gobierno orientados a la construcción de un país en paz, con mayor equidad y mejor educado.” (BPND 2014-2018, p. 175)

El lema “Todos por un nuevo país” contiene en la frase misma, la expresión de una dominación simbólica en el sentido de que el mensaje pretende dar la idea de que todos están incluidos, de que es una decisión de todos, es decir, universal.

Frase que legitima y universaliza las intenciones particulares de unos agentes, ahora transformadas (maquilladas y teatralizadas) como interés colectivos de la nación. Frase que se pretende y se muestra falsamente incluyente y desinteresada de todo interés particular.

Un proyecto legitimador del orden de la economía global sobre el territorio local.


Referencias Bibliográficas

Bourdieu, Pierre. Sobre el Estado. Cursos del collége de France (1989-1992). Barcelona: Editorial Anagrama, 2014.

Presidencia de la República de Colombia. Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018. Todos por un nuevo país. Paz, equidad y Educación. Departamento Nacional de Planeación. 2014.

* Documento publicado en el Boletín Ethos Regional, No. 12 del CIER