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viernes, 16 de marzo de 2018

CALI Y SU SOSTENIBILIDAD DÉBIL

Cali y su sostenibilidad débil

Por: Hernando Uribe Castro
Doctor en Ciencias Ambientales


A lo largo de las últimas décadas en la ciudad de Cali -así como en muchos otros lugares de Colombia, América Latina y el mundo-, los gobiernos locales y nacionales, organizaciones internacionales y Corporaciones globales han puesto en el discurso del Desarrollo Sostenible una profunda confianza que -como fundamento de las agendas del desarrollo, como instrumento político y económico, como medidas, mecanismos y prácticas sociales-, conducirá hacia unos escenarios más ecológicos y responsables ambientalmente. 

A pesar de ello, en lo concerniente a la sostenibilidad urbana, las evidencias muestran claramente que la expansión urbana y la dinámica de la ciudad no solo son insostenibles, sino que además caminan, vía a la profundización de la insostenibilidad. No solo porque a lo largo de su historia, el denominado desarrollo urbano produjo efectos irreversibles sobre aquellos ecosistemas sobre los que se asentó la ciudad, sino también porque esta urbe que se construye hoy en día, evidencia escenarios poco ecológicos y ambientalmente más insustentables.

La expansión urbana sobre antiguas zonas de humedal (conflicto Humedal El Cortijo), la creciente urbanización sobre las zonas de ladera de los ríos (El caso de la urbanización en el sector de Pance), la transformación del paisaje boscoso por patrones de asentamiento de fincas de veraneo (En las zonas del río Cali y Aguacatal, así como el sector de La Buitrera), la canalización de los ríos (como el río Cañaveralejo) y el incontenible mercado del suelo hacia el sur de la ciudad en conexión con la urbanización en Jamundí, son muestras claras de todo este proceso.

Es evidente todavía que, ni las instituciones, ni sus agentes-, tienen claridad sobre la importancia de los principios de responsabilidad ambiental. La sostenibilidad es usada por agentes e instituciones como un concepto más que adorna los proyectos planteados, como para cumplir con las demandas exigidas por las agencias globales ambientales, pero en la práctica, su sentido se desvanece.

No basta con dejar unas cuantas zonas verdes, limpiar calles, sembrar algunos árboles. La responsabilidad ambiental es un proceso más profundo que tiene que ver con un cambio sincero y genuino de una estructura social, mental y cognitiva por un ambiente sano y seguro. Unas políticas genuinas que contemplen la importancia de los elementos de la naturaleza (el agua, la tierra, el aire, la diversidad de especies) para la sustentabilidad de la vida de humanos y de las demás especies.

Antes de responder cómo hacer de Cali una ciudad sostenible, es necesario pensarse porqué prevalecen las prácticas de insostenibilidad e insustentabilidad. Infortunadamente, la organización del sistema político, de la administración local, departamental y nacional del Estado está elaborada sobre bases de fragmentación y departamentalización que hacen de sus acciones limitadas cuando tienen que hacer frente a la resolución de problemas y conflictos. Resoluciones que también son respuestas fragmentadas, descontextualizadas y segregadas. A veces corroídas por la corrupción, el oportunismo y el clientelismo.

Y esta fragmentación no solo existe en la acción política institucional sino que se evidencia también en la mente de todos aquellos agentes que tienen el ejercicio del poder y de la toma de decisión. Hace falta pensar la integridad, la ciudad como un sistema que integra elementos ecológicos y sociales. La ciudad, lo urbano, no solo son cuestiones relacionadas con un sistema de objetos, sino que estos están en plena interacción con un sistema de acciones.

El ordenamiento del territorio no se debe dejar solo a los políticos y a las empresas inmobilitarias. Pensar un territorio es una tarea conjunta de todos los actores y agentes de la sociedad. No es para un club selecto que se dice profesional y sobre los que recae la vida de millones personas y de toda la trama de la vida existente en los territorios.  

¿Cómo frenar esta insustentabilidad? ¿Cómo comprometer a todos los agentes y actores sociales en el camino de la responsabilidad ambiental y con la vida? ¿Es posible un modelo urbano distinto y que ponga contrapeso a la injerencia de los especuladores, corruptos, clientelistas y depredadores de la naturaleza? ¿Cómo transitar de la sostenibilidad débil y de papel mojado a una sustentabilidad fuerte y profunda?